Cada año la Ciudad Heroica celebra su reincorporación al Perú con la Procesión de la Bandera. Tacna celebra 89 años de este emblemático hecho que forma parte de los anales de nuestra historia.
La Historia de cómo Tacna retornó al Seno de la Patria:
Es el 28 de agosto de 1929, el ejército chileno se retira de la ciudad y después de casi 50 años termina el cautiverio, Tacna es libre. Las muestras de amor al Perú ahora pueden ser públicas, ya no hay opresión; una misa se oficia en el Centro Cívico de la ciudad, donde participan autoridades y el pueblo entero, muchos de rodillas lloran y agradecen. Pero antes de que Tacna regrese al suelo patrio, en la ciudad ocurre un hecho único y de enorme valor histórico.
Eran los días previos a las fiestas patrias de 1901 y en pleno cautiverio, la Sociedad de Auxilios Mutuos “El Porvenir” solicita a las autoridades chilenas conmemorar el día del Perú, bendiciendo un estandarte de seda bordado con oro. En un inicio, el permiso fue negado, pero como narra el poeta Federico Barreto Bustíos, sucede algo increíble:
“Una idea extraña, sabe Dios de qué alcances posteriores, debió cruzar en ese momento por el cerebro del general Vergara, pues, cambiando repentinamente de tono, dijo: Tienen ustedes el permiso que solicitan, pero con la condición de que me garanticen, bajo responsabilidad personal, que al conducir la bandera por las calles, el pueblo peruano no hará manifestación alguna de carácter patriótico…”.
“…La institución encargada de organizar el programa -conocedora del carácter altivo y rebelde de la gente de Tacna- abrigaba el íntimo temor de que la fiesta acabara en tragedia. Un viva al Perú, contestado con un viva a Chile, podía convertir las calles de la ciudad en un campo de batalla. En medio de esta incertidumbre, llegó por fin el 28 de julio”.
El desafío es asumido. Aquella mañana del 28 de julio de 1901, en el templo San Ramón, toda la población peruana se da cita para presenciar la bendición de la bandera, el párroco Alejandro Manrique oficia la misa y en el sermón exhorta a la población a mantener firme su amor a Dios y al Perú.
Al término de la homilía, la multitud se retira de la iglesia para ubicarse en las calles aledañas, y en la puerta principal del templo aparece imponente el estandarte bicolor. Cuenta Barreto Bustíos, quien estuvo presente en el acto, que ocurre algo excepcional, las miles de personas al ver la bandera caen de rodillas y conmovidas extienden sus brazos hacia el pendón rojo y blanco. En total mutismo los tacneños mantuvieron el compromiso tomado.
De esa forma, la enseña (Insignia o estandarte) se abre paso entre el gentío, recorre las calles de la ciudad y es acompañada, casi con devoción divina, por la población vestida de negro y con lágrimas en los ojos. No se oye exclamación alguna, el recorrido fue similar a una procesión religiosa.
Ha pasado más de un siglo desde aquel día y este acto de patriotismo se sigue manteniendo vivo cada 28 de agosto celebrando el regreso de Tacna al Perú. Un inmenso pabellón bicolor recorre las principales arterias de la ciudad, que emociona hasta las lágrimas a moradores y turistas, espectadores de la que es conocida como la Procesión de la Bandera.
Desde los balcones de las casas caen buganvillas, flor típica de la ciudad, las arengas a Tacna y al Perú son constantes, la bandera llevada solo por las damas de tacneñas, símbolo de patriotismo en la época del cautiverio, llega al Centro Cívico para ser izada y flamear majestuosa.
En el 2009 la Procesión de la Bandera es declarada como patrimonio cultural de la nación por el Instituto Nacional de Cultura.
Este 2014 se celebra 85 años de la reincorporación de Tacna al Perú y los peruanos rinden homenaje a la Ciudad Heroica, tierra de Jorge Basadre Grohmann, de Federico Barreto Bustíos, de los héroes de la batalla del Campo de la Alianza, del primer grito de libertad de la independencia del Perú pronunciado por el prócer Francisco Antonio de Zela, de deliciosas aceitunas, del picante a la tacneña, de una historia que reafirma su heroicidad y su firme amor a la patria.
Por: Fabiola Espinoza