Reincorporación de Tacna luego de resistir la época del cautiverio chileno

En Tacna la peruanidad se siente de manera diferente. La docente Julveli Gutiérrez conserva como tesoro una bandera confeccionada en la época de la ocupación chilena. Su familia vivía en Arica, huyeron con su bandera cuando esta ciudad quedó en manos de Chile.

 

86 años de la reincorporación de Tacna al Perú

Liz Ferrer Rivera | Tacna

 

En la sala de su casa, Julveli Gutiérrez Soto (75)  abraza una bandera raída. La toma con cuidado como si se tratara de un recién nacido. Es la bandera que su madre y abuelos confeccionaron en 1912 en pleno cautiverio cuando Tacna estaba en poder de Chile. El emblema representa el símbolo de la resistencia peruana en una época en que poseer una bandera rojiblanca podía costar la vida.

Los abuelos de Julveli fueron Delmira Santa María y José Soto. Ambos agricultores, quienes después de la guerra (1879) alquilaron una hacienda en el Valle de Azapa (Arica, Chile) para establecerse allí con sus cuatros hijos, dos niños y dos niñas.

En 1905 nació Doña Otilia Soto, madre de Julveli. Ella le narró que la bandera era escondida en la habitación de sus padres. “Los 28 de julio la tendían en la cama y alrededor de ella cantaban el Himno Nacional. Todo era en secreto. El gobierno chileno de ese entonces había prohibido cualquier manifestación de patriotismo. Estaba en marcha una chilenización”, relata Julveli.

El proceso de chilenización consistía en arraigar en los ciudadanos peruanos la cultura del vecino país, a fin de que vieran en Chile su nueva patria. Ante la resistencia de las familias peruanas, se usó la violencia y métodos represivos de la que han dado cuenta innumerables crónicas.

 

Doña Otilia, en vida, le contó a su hija los constantes “asaltos” que sufría su familia en la hacienda. Los soldados chilenos ingresaban a media noche a su casa a revisar sus pertenencias buscando pruebas de material gráfico o diarios que promovieran la resistencia. Y aunque nunca hallaron nada, la familia Soto Santa María sí escondía diarios tacneños que denunciaban los excesos cometidos por el gobierno chileno.

 

En la  Guerra del Pacífico, Tacna fue ocupada por Chile. El conflicto acabó en 1883 con la firma del Tratado de Ancón. Tarapacá (que pertenecía al Perú) fue cedida a Chile.  Se acordó que Tacna y Arica permanecerían 10 años bajo la administración del vencedor que incumplió su palabra y mantuvo a ambas ciudades por 50 años.

En 1926 ancló en Arica el barco “Urubamba”, llevando a bordo a los peruanos promotores del plebiscito que decidiría la suerte de Tacna y Arica. Ese referéndum nunca se dio por falta de garantías, pero el padre de Doña Otilia, cansado de los sobresaltos y temiendo por la integridad de sus hijas, embarca a toda su familia en el Urubamba para retornar al Perú. Fueron mil 900 los peruanos que viajaron en ese navío.

 

Doña Otilia, que apenas tenía 20 años, decidió cargar la bandera de casa consigo. Se le ocurrió llevarla debajo de su ropa como una especie de vestido. Llevarla en el equipaje era peligroso. Fueron siete días de viaje al puerto del Callao.

 

El 28 de agosto de 1929, Tacna fue entregada al Perú. Dos años antes, la familia Soto Santa María retornó a Tacna, al Valle de Sama a empezar de nuevo, otra vez. El padre de Doña Otilia falleció en noviembre de 1929 de “tristeza”, dice Julveli.

 

“Por aquellos años ni se sabía qué era depresión. Pero por lo que me contó mi madre, mi abuelito se deprimió y su salud decayó. Perdió todo lo trabajado y Perú perdió Arica. Quizá sintió que todo su esfuerzo había sido en vano”, reflexiona Julveli.

 

HERENCIA

Doña Otilia Soto formó un hogar con Víctor Gutiérrez en el Valle de Sama. Fueron padres de tres varones y una mujer. Ambos ya fallecidos, dejaron la bandera a Julveli, quien la conserva en su hogar.

Julveli afirma con orgullo que su madre fue reconocida en varias oportunidades por su aporte a la lucha peruana durante el cautiverio. Con gran esfuerzo coge las dos muletas que usa para ir hacia su habitación y buscar las fotos de su madre junto a la bandera.

“Agosto era el mes de mi madre. Siempre la venían a buscar periodistas y autoridades, la invitaban a cuánta ceremonia había.  Ella mostraba su bandera orgullosa. Ahora me ha dejado la posta a mí”, dice Julveli, quien es docente de profesión.

 

Posteridad

Otilia Soto falleció el 21 de julio del 2008. Fue reconocida como explebiscitaria por el Gobierno Peruano en 1992, a través del Decreto Supremo N° 25811.

Joel Soto, hermano de Julveli, fue reconocido como destacado deportista tacneño. El estadio del distrito de Gregorio Albarracín lleva su nombre.

 

Fuente:

Diario La República