Grau y las patéticas penurias que tuvo que padecer

 

Esta es la historia que se le ocultó siempre a los peruanos, el aspecto vergonzoso que los dueños del país escondieron bajo la alfombra. Cuando uno lee estos mensajes que, en plena guerra con Chile, envía Miguel Grau a bordo del «Huáscar», y se entera que había marineros y oficiales impagos y sin abrigos con qué cubrirse, que había personal no calificado cumpliendo roles claves en el monitor, que las deserciones no eran infrecuentes, que el carbón recogido en Pisagua era tan malo que ponía en peligro a nuestro único blindado o que aquella nave legendaria tenía innumerables problemas surgidos de la falta de un buen mantenimiento, se llega a la conclusión de que el oscuro país que heredamos no ha cambiado y que sus clases dominantes siguen siendo las mismas.

 

Al Comandante General de la Marina

Con motivo de las operaciones practicadas en el monitor «Huás­car» en la expedición que acaba de realizar en el sur, he podido perso­nalmente apreciar en dicho buque algunos defectos e inconvenientes que me permito relacionar detalla­damente por ser de vital importan­cia su desaparición, para el mejor desempeño de las nuevas comisio­nes que con él se emprendan.

Desde luego debo indicar que la disciplina de la tripulación ha dejado mucho que desear en los momentos difíciles, en que ha sido necesario realizar operaciones in­mediatas que, tanto por esta causa como por la falta de instrucción, han demorado su ejecución mayor tiempo del que debieran.

Induda­blemente que este defecto que en circunstancias normales se corri­ge lentamente, por permitirlo así el tiempo de que se dispone, no se repara de la misma manera en campaña, y produce entorpeci­miento de los más fatales, cuando se trata de operaciones de guerra y marineras de inmediato desempe­ño, y quizás debido a esto de éxito eficaz.

Así la falta de ejercicios de arti­llería y particularmente de ejercicios a fuego ha sido causa de que en Iquique, batiendo a la «Esmeral­da«, y en las demás ocasiones los tiros hayan sido muy mal dirigidos, circunstancia que, si se tiene en cuenta que el buque no dispone sino de dos cañones y que el manejo de estos es pesado por su car­ga, exige que el corto número de disparos que realmente se pueden hacer en un tiempo dado sean los más certeros posibles.

Estas razones, que por sí so­las encarecen su importancia, me obligan, en guarda de la respon­sabilidad que como comandante asumo, a llamar la atención del Supremo Gobierno para que se digne tomarlas en consideración y dictar las medidas a que pue­dan conducirnos sus efectos en las operaciones de la guerra.

Una de estas medidas, la que considero más necesaria, es el cambio de una parte del perso­nal de la tripulación, por gente de condiciones más aparentes para la guerra y para las faenas de mar que lo que hoy tiene el buque.

Esta se puede conseguir en este puerto si se me concede la autorización respectiva para ello, y para controlar en la clase de artilleros los que sean necesa­rios, alternando el número de los que el reglamento designa de do­tación. En la parte material, tengo que indicar una modificación cuya importancia he tenido ocasión de estimar.

El palo de trinquete, como se sabe, está sostenido en forma de trípode, pero su situación entre el castillo y la torre entorpece conti­nuamente los tiros de esta dirigi­dos a la amura. Ciertamente que para obviar este inconveniente, el sistema trípode ha venido a susti­tuir a la tabla de jarcia, pero preci­so es reconocer que no se ha con­seguido destruirlo del todo.

A mi juicio es necesaria la su­presión del palo trinquete que entorpece el libre fuego de los cañones de la torre, toda vez que considero de escasa importancia dicho palo, al lado de los incon­venientes que su situación provoca.

En efecto, en las actuales circunstancias, el buque no está destina­do a navegar a la vela ni podría ejecutarlo de esta manera; en cuyo caso la existencia del palo mencionado sólo podría servir al establecimien­to de ametralladoras en su cofa como un ele­mento más de ataque; ventaja pequeña al lado del inconveniente que he indicado, aparte de que igual establecimiento puede hacerse en las cofas del palo mayor del modo más satisfactorio.

Sacado el palo trinque­te, puede ser remitido al arsenal y permanecer allí depositado, para volverlo a colocar cuando ter­minen las actuales circunstancias.

La máquina, durante la expedi­ción, no ha funcionado con regu­laridad, creo que debido a la falta de competencia de los encargados de dirigirla, y adolece de algunos defectos que regularmente se han hecho sentir en los momentos en que su acción ha sido más nece­saria. Por tal causa es indispensable que una junta competente la examine con la detención debida, para corregir eficazmente tales de­fectos.

Espero que usted se dignará someter a la consideración del Su­premo Gobierno estas apreciaciones, que no he consignado en los partes que oportunamente elevé, por creerlas de un carácter reservado, que en vista de su importancia se digne resolver lo que juzgue más conveniente.

 

Al Comandante General de la Marina

Habiendo tenido necesidad de auxiliar a los setenta y dos náufragos recogidos después del hundimiento de la corbeta «Esmeralda», se les proporcionaron igual número de vestuarios de marineros, tanto por este motivo como por efecto de las expediciones al sur, en que se ocupaba a la gente en toda clase de trabajos penosos, se encuentra actualmente sin ropa, por cuyo motivo tengo el honor de dirigirme a usted para que se sirva ordenar la entrega de ciento cincuenta vestuarios completos, con que atender a las necesidades de la tripula­ción del buque a mi mando.

 

 A los capitanes del puerto de Arica y Pisa­gua

Es de la mayor importancia que el carbón con que se provea a los buques sea de mejor calidad, so pena de no alcanzar con él la presión suficiente para el andar que se necesita en las expediciones.

El recibido últimamente por este buque no ha sido de buena calidad, y debido a esto ha estado el buque a punto de serias consecuencias. Por tal motivo prevengo a usted que el carbón que debe tener preparado y ensacado sea muy escogido y de la mejor calidad, para el caso que tuviera que tomarlo en ese puerto.

 Al Comandante General de Marina

Tengo el honor de poner en conocimiento de usted que el día de ayer, no ha venido a bordo calafate (persona que se encarga de tapar junturas las maderas en las embarcaciones) alguno, para continuar los trabajos de este ramo. Tampoco han venido ni el Inspector de Máquinas ni el Director de Obras de la Factoría para ocuparse de los trabajos que con tanta urgencia se les ha encargado.

Con bastante sentimiento, me veo precisado a dar usted cuenta de estas faltas que son causa de notable atraso para las obras de reparación en que está empeñado el buque; en vista de las cuales y de la consideración del estado de desarme en que hoy se encuentra, me permito supli­car a usted se digne dictar las medidas que juzgue más oportunas, para que ellas no tengan lugar, cuando es de la mayor importancia que el buque se encuentre expedito, con la prontitud que el estado actual de guerra exige. 

Al mismo

Al consignar en su oficio de 9 del presente las observaciones que había tenido ocasión de anotar respecto al servicio de este buque, por un olvido involuntario dejé de considerar una tan importante, una que me obliga a llamar especialmente la atención de usted a fin de que se ponga remedio eficaz.

Me refiero a los estopines de fricción de que se ha hecho uso en los cañones de 300. General­mente acontece que después de haber estallado el mixto de fric­ción, transcurre un intervalo hasta de un segundo, antes de que se co­munique el fuego a la carga y salga el tiro, defecto que grava directa­mente sobre las punterías por el movimiento que tiene el buque en ese intervalo. Con el objeto de que se examine el estado de ellos y se pueda apreciar en el Parque General de Artillería la causa de este defecto, adjunto tres de ellos; y suplico a ustedse digne prestar a este asunto la preferencia que por su naturaleza exige.

Al Comandante General de Marina

Los maquinistas e individuos de tripulación que constan en la relación adjunta pertenecieron a la dotación de la fragata Inde­pendencia y fueron trasbordados después del siniestro, que con ella tuvo lugar para prestar sus servi­cios en este buque. Con tal moti­vo estos individuos perdieron su equipaje completamente, y se encuentran sin recursos para repo­nerlo, a la vez que son acreedores al Estado por sus haberes desde el mes de marzo inclusive hasta la fe­cha. Por tal causa estimando justo este reclamo me dirijo a usted a fin de que se digne recabar.

Relación de los individuos de la Independencia que se hallan a bordo del expresado y que no han sido pagados por los meses que se indican:

 

Personal Mes
 2° maquinista Juan Dorward mayo
 3er. maquinista Santiago Mccarley mayo
 4o maquinista Archibald Me Collum abril y mayo
 Armero Manuel Ordinola mayo
 Cocinero de 2° cam. José Salasmarzo abril y mayo
 Art. de preferencia José del C. Hernández marzo, abril y mayo
 Cocinero de equipaje Edgar Jord marzo, abril y mayo
 Art. de preferencia Julio Felipe marzo, abril y mayo
 Art. de preferencia Juan Pablo marzo, abril y mayo
 Art. de preferencia Samuel Varnisch marzo, abril y mayo
 Marinero José Félix Torres mayo
 Cabo de Fogoneros Adolfo Mayer mayo
 Cabo de Fogoneros Samuel Carlos mayo
 Fogonero Thomas Ray mayo
 Fogonero Juan Marines mayo
 Fogonero Joseph Chambers mayo
 Carbonero John Boom mayo
 Carbonero William Martín mayo

 

Al Comandante General de Marina

El armamento menor del mon­itor Huáscar cuenta rifles sistema peruano. Últimamente he tenido ocasión de apreciar prácticamente la desventaja de este sistema en su uso a bordo; porque el espiral que sirve para proyectar la aguja, sus­ceptible como es de romperse, no es posible cambiarlo sino emple­ando diez minutos de tiempo por lo menos, intervalo relativamente largo cuando se trata de defender un abordaje.

Por esta razón creo de nece­sidad para la defensa de dicho buque se sustituyan dichos rifles con otros de sistema menos expuesto a descomposturas y más seguro en su manejo, permitié­ndome indicar a usted el Reming­ton que tiene el Parque General, recibido últimamente de Panamá, a fin de que se digne usted recabar del Supremo Gobierno la orden respectiva para practicar el cambio de los que tengo a bordo por igual número de ese sistema.

Al Comandante General de Marina

Los rigores de la estación que acaba de comenzar, particular­mente en las latitudes de la costa sur, exigen que la gente de mar tenga un vestido de abrigo para entregarse a las faenas militares y marineras siempre que ellas lo permitan. Es sobre todo chocan­te, cuando no contrario a la or­ganización militar, ver a la gente abrigarse con las frazadas con que duermen, y hay que tolerar esto en vista de la necesidad que satisface.

Por estas razones me permito solicitar de usted se digne hacerlo así presente al Señor Ministro del ramo, a fin de conseguir se dé a la tripula­ción de este buque chaquetas y cha­quetones de tela gruesa y adecuada a neutralizar los rigores del frío.

Al Comandante General de Marina

Con fecha 7 de abril último, esa Comandancia dispuso en mé­rito de la consulta que el día an­terior le dirigí, sobre los maqui­nistas: Domingo Quiroga y Henry Lewer, que el primero fuera tras­bordado al vapor Chalaco y el se­gundo quedara como 40 maqui­nista encargado de las armas; por esta razón se le consideró en la lista de revista en tal clase. Hoy se ha recibido por el contador de este buque el ajustamiento del mes de mayo y se viene en conocimiento que la Caja Fiscal no abona el haber que le corresponde como a tal maquinista, por no existir en esa oficina resolución superior que lo disponga así; con este motivo me dirijo a usted a fin de que tome las medidas del caso, para subsanar el inconveniente que dejo indicado.

 Al mismo

El natural deterioro del vestua­rio de la tripulación de este buque, debido al tiempo que tiene de uso y a la naturaleza de los trabajos a que está sujeto, hace urgente proveer­lo de nuevo vestuario, según he tenido el honor de indicarlo a US. por oficio, adjuntándole los pedi­dos respectivos.

Pero no habiendo provisto aún su entrega y conside­rando la necesidad urgente de que así se haga, particularmente estan­do el buque en vísperas de salir a expedición; me permito suplicar a usted se digne recabar del Supremo Gobierno, los medios de atención a esta necesidad con la oportunidad que el caso exige.

Al Comandante General de Marina

Por tercera vez me permito llamar nuevamente la atención de usted Hacia el hecho de encontrarse insolutos de sus haberes los maquinistas y demás individuos que pertenecieron a la dotación de la Independencia y que se encuen­tran prestando sus servicios en este buque, conforme a la relación que tuve el honor de elevar a usted junto con mi oficio del 18 del presente.

Estos individuos perdieron, en el deplorable fracaso de aquel buque, toda su ropa y los demás artículos de su equipaje, y no han podido hasta hoy reponerlos, por carecer de los recursos necesarios.

Esto, si se tiene en cuenta que son acreedores por varios sueldos y los buenos servicios que actual­mente prestan en el buque obligan suficientemente al Estado para atenderlos de preferencia en el pago de lo que se le adeuda, tanto más cuanto que en vísperas de salir como está este buque, les es abso­lutamente indispensable atender a sus necesidades, proveyéndose de los artículos de uso personal de que han menester, por la naturaleza del servicio que van a desempeñar.

«Por tales razones y no habién­dose aún resuelto los dos primeros oficios que tuve el honor de elevar sobre este particular, es que me dirijo nuevamente a usted y no dudo que tomando en consideración la justicia de este reclamo, se digne darle la preferencia atención que él demanda y recabar del Supremo Gobierno su favorable resolución«.

Al mismo

Los cuatro individuos, cuyas filiaciones tengo el honor de ad­juntar, han desertado de la dota­ción de este buque sin que hasta la fecha haya sido posible encontrar­los. Como estas faltas se repiten continuamente, sin que por esta Comandancia sea posible evitar­las, me permito llamar la atención de usted consultando la medida co­rrectiva que debe emplearse con ellas, y a fin de que usted se digne solicitar de los agentes de la po­licía la aprehensión de dichos in­dividuos, entre los cuales figura el marinero Miguel Vásquez, que comete la falta por segunda vez.

Al Comandante General de Marina

Tengo el honor de adjuntar a usted las filiaciones de los marine­ros Juan de Dios Marquina y Juan Francisco Martines, de la dotación del buque de mi mando, el uno procede de Huanchaca y el otro de Paita, que han desertado el día de ayer. Por este motivo me dirijo a usted a fin de que se digne impartir las órdenes del caso, para su aprehensión por los agentes de la policía.

Al Subprefecto de esta pro­vincia

Los marineros Enrique Ramí­rez y Ruperto Siles, pertenecientes a la dotación del buque a mi man­do, han desertado en este puerto por cuyo motivo me dirijo a usted a fin de que se digne disponer la aprehensión de los individuos a que me refiero; adjuntándole para el efecto las filiaciones respectivas.

 Al Comandante General de Marina

No teniendo el número suficiente de tiros de ametralladora para el servicio de la que tengo a bordo del buque de mi mando, tengo el honor de dirigirme a usted solicitando 6.000 cápsulas para ametralladora de Gatling, esperando se sirva remitirlas a este puerto en primera oportunidad.

Ametralladora de Gatling.

 

 Al Comandante General de Baterías

Los cojines de la barra de con­cesión entregados por la Factoría Naval carecen de sus respectivos tornillos (collecting rod-bolts) a pesar de que, al pedir la construc­ción de aquellos, se indicó que fuesen completos y aún se dieron las dimensiones para estos.

Probablemente,  dicha Factoría no los tuvo listos oportunamente y, esperando que a la fecha lo estén en vista de su necesidad, me permito suplicar a usted se digne dictar las disposiciones que sean convenientes para su entrega y remisión a este puerto.

Al Comandante General de Baterías

Tengo el honor de elevar a usted un pedido por doscientas frazadas para la tripulación y guarnición de este buque, por encontrarse muy deterioradas las que hoy tienen; asimismo por jabón para el lavado de coyes y ropa de la misma y por dos cajones de velas estearinas que son necesarias para alumbrar las cámaras cuando este monitor entre en combate.

Dígnese usted, si así lo estima por conveniente.

Al mismo

Tengo el honor de elevar a usted el parte que me pasa el Comandante del transporte Chalaco, a su arribo a este puerto.

Al mismo

Por los documentos adjun­tos vendrá usted en conocimiento de que a la guarnición del buque a mi mando se le adeuda alcan­ces y socorros correspondientes a los meses de mayo, junio, julio y agosto del presente año, y de que los individuos que la componen se encuentran faltos de algunas pren­das de vestuarios.

Con este motivo, tengo el honor de dirigirme a usted a fin de que se digne recabar la orden respectiva para el abono de lo que se les adeuda, así como para que se les provea de dichas prendas.

 Al Comandante General de Baterías

El Comandante del transporte Chalaco manifiesta, en el oficio que tengo el honor de adjuntar, la carencia de vestuario en que se en­cuentra la guarnición de ese buque después de siete meses que se em­barcó en él teniendo sólo un terno de parada y la ropa puesta en mal estado; que se les adeuda cuatro meses de sueldo comprendiendo en ellos el presente; y finalmente la necesidad de que se les provea de capotes de abrigo para el servi­cio de noche.

Las razones en que abunda el mencionado oficio son bastante fundadas, para que me detenga a encarecer la necesidad del pedido que apoyan; por esto, de acuerdo con ellas, me concreto a elevarlo a usted suplicando se digne prestarle su preferente atención.

 Al Comandante General de Baterías

El domingo último obtuvo per­miso para pasar a bordo de la Unión el maquinista que fue del Rímac, William Griffiths, y permaneció a bordo de aquel buque hasta las 9 p.m. en que se embarcó en un bote fletero, asegurando que venía a este.

Pero no habiéndolo así verificado y en el temor de que se hubiese tras­bordado al vapor que salió ayer con destino al sur, se mandó un oficial a su bordo para buscarlo y extraerlo; sin que haya sido encontrado en él, no obstante la facilidad que prestó el capitán del vapor. Esto hace presu­mir que el maquinista mencionado está en tierra oculto, probablemente en la casa de Dn. Thomas Cavenal, ingeniero del Ferrocarril de Tacna, de quien se sabe es muy amigo o por lo menos que este pueda dar razón de su paradero.

Lo que tengo el honor de poner el conocimiento  de usted suplicante se digne impartir las órdenes convenientes para su aprehensión.

Al Comandante General de la Marina

Encontrándose sin la ropa necesaria la tripulación  del monitor de mi mando, tengo el honor de elevar a usted un por vestuario respectivo, en el que si esa cierto que aparecen mayor número de pantalones,  es debido a que esta pieza de vestuario es la que más se ha destruido en las labores marineras  a que ha estado contraída la gente, el embarque de carbón y demás faenas de la campaña.

Dígnese usted recabar la orden  respectiva para su entrega, y remitirlo a este puerto en primera oportunidad.

Al Comandante General de la Marina

En  contestación a su estimable oficio  de fecha 13 del actual, en el que se digna transcribirme el  que le ha pasado el señor Capitán de Navío graduado Superintendente de la Factoría del Estado; grato  me es decir a usted que en el pedido que adjunte a mi nota del 8 del presente  se consideró un tornillo de bronce por equivoco, en vez de una tuerca del mismo metal, para el compresor del cañón izquierdo.

Respecto al modelo que se pide de las piezas de oído, no existe ninguna a bordo y los que hay no se pueden extraer de los cañones.

Si no los tiene la Factoría, en las baterías de esa plaza deben haber de repuesto de los cañones del mismo calibre y sistema: a la vista de ellos e puede sacar el modelo.

Al terminar permítame indicar a usted la urgencia de la construcción de las indicadas piezas,  por lo que suplico a US. Se digne manifestarlo así al señor Superintendente, a fin de que le  preste su preferente atención a la obra.

Al mismo

Los tarros de metralla que tiene actualmente este buque, para los cañones de a 40, están llenos con balines de plomo y tan pequeños que no es posible utilizarlos con éxito contra las lanchas torpedos blindadas. Siendo  pues de urgente  necesidad tener otros que llenen este objeto; tengo el honor de dirigirme a usted adjuntándole el plano respectivo,  a fin de que se digne recabar la orden del caso, para que a la mayor brevedad se construyan en la Factoria Naval 40 de estos tarros y se me remitan tan luego como estén listos.

«A pesar de todo , el «Huáscar», si llegase el caso, cumplira con sudeber, aun cuando tuviera la seguridad de su sacrificio.» 

 

Miguel Grau