En enero de 1865 el teniente primero Miguel Grau Seminario, capitaneando la corbeta «Unión» que acababa de salir de los astilleros franceses, llega al puerto inglés de Plymouth, donde sufre un arresto de 2 días tras ser acusado de supuestos malos tratos infligidos a dos carboneros británicos.
La historia la cuenta Geraldo Arosemena Garland en su biografía sobre el héroe de Angamos.
La corbeta «Unión» a poco de salir de astilleros franceses.
Adquirida por el Gobierno del Perú la corbeta «Unión» salió de Saffit-Nazaire (Francia), con la bandera bicolor nacional en alto, el 18 de diciembre de 1864, es decir, apenas tres días después de que Grau había tomado su mando, para fondear en el Támesis (Inglaterra) el 22 de ese mes.
El 5 de enero, el Conde Russel, Canciller de su Majestad Británica, escribe a nuestro ministro en Londres, don Federico L. Barreda, para exponerle que se ha informado de la existencia en el río Támesis de «un buque de guerra bajo bandera peruana» y le pregunta si la delegación lo reconocía como «perteneciente a la Marina del Perú«.
De inmediato el 7 de enero, el ministro Barreda contesta al Conde Russel expresándole que el buque a que se refiere es «la corbeta de guerra peruana «Unión«, construida en Francia, y mandada por el Teniente de Navío don Miguel Grau«. Y como Barreda comprende que la nota obedece al propósito del Gobierno inglés de mantener estricta neutralidad en nuestro diferendo con España, agrega en su comunicación el siguiente párrafo:
«El Gobierno de S.M. debe descansar en la seguridad de que si desgraciadamente entrase mi país en guerra con alguna potencia amiga de Gran Bretaña, el que suscribe no olvidaría ese deber ni permitiría que lo olvidasen sus nacionales«.
El 13 de enero de 1865 zarpa Grau con la «Unión» de Greenhithe (Inglaterra), en que se encontraba fondeada, y el 17 está en Plymouth (Inglaterra). Es en este importante puerto inglés que Miguel Grau sufre arresto de 48 horas, por orden de las autoridades inglesas bajo sospecha de haber violado la ley que regula el enrolamiento de gente de mar.
Producida la detención del Comandante de la «Unión» el 18 de enero, su segundo, el teniente Felipe Pardo, dirige una nota, ese mismo día, al ministro del Perú en Inglaterra y Francia dando cuenta de aquel ingrato suceso, acaecido en circunstancias en que Grau salía de casa del Almirante Jefe del Apostadero de Plymouth.
La comunicación dice así:
«Señor Ministro:
Tengo el honor de poner en conocimiento de V.E. que el Comandante de la Corbeta, ‘Teniente 1″ don Miguel Grau, ha sido aprehendido hoy en tierra, al salir de casa del Almirante Jefe del Apostadero, a quien había ido a visitar. Los motivos que hayan podido causar este arresto aún no los conozco de un modo oficial, por lo cual no me permito comunicarlos a Ud.
F. Pardo, 2° comandante».
Informado de lo ocurrido el ministro Barreda, que se encontraba en París, se traslada a Londres encargando la defensa de Grau, con la celeridad que el caso requería, al abogado de Plymouth. Tilfourd Slater, a quien advierte que debe presentarse al Juzgado de Dartford a exigir que el Comandante de la «Unión» sea puesto en libertad sin condiciones. Por su parte el señor Barreda dirige al Canciller británico una nota de protesta por la arbitraria prisión de Grau, denunciando la grave falta cometida por las autoridades de Plymouth, y solicita la libertad del marino peruano.
La nota dice así:
«Londres, enero 20 de 1865
Señor:
El 5 del corriente mes tuvo V.E. a bien dirigirme con el objeto de imponerse de si esta delegación reconocía la corbeta de guerra «Unión» como perteneciente a la marina peruana. V.E. me hacía notar que, en tal caso, no estando el Perú en guerra con ningún país con el que S.M. se halla en paz, no podría suscitarse cuestión alguna, por entonces, bajo el acta de enrolamiento para el extranjero respecto a este buque.
Ese estado de paz en que se hallaba el Perú no se ha alterado y, por consiguiente, no ha debido esperar que se suscitase cuestión alguna en cuanto a los procedimientos del Comandante de la «Unión«.
Este buque tocó en Plymouth en su viaje del Este y ancló en su rada.
El 18 del presente, su Comandante, el Teniente Grau, pasó a saludar en persona al Almirante Jefe del Departamento Marítimo residente en Davenport, y al salir de su casa fue arrestado, continuando desde entonces en prisión, habiendo sido trasladado a Dartford para ser juzgado por un supuesto quebrantamiento del acta a que V.E. se refería en aquella comunicación que he citado.
Me abstengo por ahora de entrar en la calificación de un procedimiento tan inusitado, contra el Comandante de un buque de guerra de una nación que se honra en ser amiga de la Gran Bretaña, y que tan indecorosamente ha sido tratado en los momentos en que, bajo su carácter oficial, se apresuraba a manifestar su respeto y deferencia a las autoridades británicas en el puerto de Plymouth. Me limito a rogara V.E. que se sirva dictar las órdenes necesitarías para que cese cuanto antes el estado de arresto a que se ha reducido al referido Comandante Grau, reservándome someter a V.E. otros puntos que merezcan su atención, cuando tenga la bondad de concederme una audiencia, la que solicito para el día y hora que V.E. tenga a bien fijar.
Aprovecho esta ocasión para renovar a V.E. Es seguridades de mi muy distinguida consideración.
F. L. Barreda
Al señor Conde Russel»
El Canciller británico contestó enseguida al ministro del Perú expresando su profundo sentimiento por lo ocurrido con el Comandante de la «Unión«, quien ya se encontraba en libertad, y otorgó las más amplias satisfacciones.
Efectivamente, el 20 de enero, el abogado Slater encontró en Dartford al Comandante Grau preso y acusado de que dos operarios, contratados para trabajar en clase de carboneros abordo de la corbeta “Unión”, se habían quejado de malos tratos. De las investigaciones hechas resultó, en la audiencia, que el Comandante Grau había despedido a los quejosos por insubordinados.
El Cónsul del Perú en Londres, don Enrique Kendall, en comunicación dirigida al ministro señor Barreda, dando cuenta de los hechos realizados le informa que, ventilado el juicio y sentada la protesta del Gobierno del Perú por el atropello cometido contra el Comandante Grau, el juez expresó que: «encontraba el testimonio insuficiente parada formación de causa», declarando «que no había lugar para la detención», por lo que ordenó la libertad inmediata del Comandante de la «Unión«.
Miguel Grau en carta del 23 de ese mes, dirigida al ministro señor Barreda, explicó la forma como fue arrestado y las incidencias que pasó durante su arbitraria detención. Esa
Carta cuyo conocimiento es de evidente interés histórico histórico, dice así:
Comandancia de la Corbeta de guerra “Unión“.
«Al ancla, Plymouth, 23 de enero de 1865
Señor Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Relaciones
Públicas en Londres
Señor Ministro:
En conformidad con la orden de V.E. zarpé del puerto de Greenhithe el día 13 del presente en dirección al de Plymouth, a donde llegué el 17. El mismo día mandé al teniente Pardo a poner en conocimiento del señor Almirante Jefe del Apostadero el arribo de la corbeta y al mismo tiempo a excusarme de la salva a la plaza por hallarse el buque maltratado por el temporal sufrido en el viaje. Al día siguiente fui yo mismo con el objeto, de saludar a dicho jefe en persona. Al salir de su casa, en dirección a mi bote, y a unos veinte pasos de dicha casa, fui detenido por el Superintendente Brandon, Constabulary del Condado de Kent, y otro agente de Plymouth, que me presentaron un libramiento de prisión firmado por Mr. Fleet, juez de Paz de Dartford, y solicitado por Mr. Prisje y Mr. Crapes, por infracción a una ley inglesa de enganche de tripulación. Hice algunas observaciones, pero inútilmente, y ni aun se quiso admitir la palabra de honor que ofrecí de presentarme preso al sitio en que quisieran citarme, con el objeto de evitar que se ultrajara mi uniforme, prendiéndome como un criminal; finalmente tuve que contentarme con protestar de la ofensa que se hacía a mi país en mi persona.
Fui conducido al Guildhall de Plymouth en donde pasé la noche escoltado por dos agentes de policía. Al siguiente día salí de allí a las 8 y 30 a.m., en dirección a Londres, y después a Dartford, en donde me hicieron alojar en una posada, Bull, siempre custodiado por dos esbirros.
Al próximo día a la 1 p.m. fui llevado al Juzgado de Dartford en donde estaban reunidos magistrados, testigos y acusadores.
Excuso decir a V.S. los debates que dicha cuestión originó; yo por mi parte sólo tuve que contestar a la sencilla pregunta de si era el Comandante de la «Unión«. Después de esto fui puesto en libertad.
Todo lo que tengo el honor de poner en conocimiento de V. S.
Dios guarde a V.S.
Miguel Grau».
Solucionado este enojoso incidente, Grau apresuró sus preparativos para regresar al Perú. La patria lo necesitaba.
Carta de Miguel Grau al ministro Barreda explicando la forma cómo fue detenido