El Tratado Secreto de Alianza Defensiva, llamado también Pacto Secreto Perú-Bolivia o Tratado Riva Agüero-Benavente, fue un acuerdo internacional suscrito por Perú y Bolivia —mediante sus representantes, José de la Riva Agüero y Looz Corswarem y Juan de la Cruz Benavente, de manera respectiva— en Lima el 6 de febrero de 1873.
La política boliviana de Chile consistía en atraer a Bolivia y deshacer la alianza de Perú y Bolivia. La caricatura, publicada por El Barbero en Santiago de Chile el 18 de octubre de 1879, muestra a Hilarion Daza caracterizado como una mujer, siendo cortejada por el jefe de gabinete chileno, Domingo Santa María, con un ramo de flores donde se leen los nombres de Tacna y Arica. Por otra parte, el presidente del Perú Mariano Ignacio Prado recibe un sobre de manos de Daza, por el cual se impone de las intenciones chilenas, a la par que interpela a Santa María por incitar a la infidelidad de la nación del altiplano.
Según los signatarios, el pacto tenía el propósito de formar una alianza defensiva, definir el proceso a seguir antes de declarar el casus foederis y, durante la guerra, asignar los costos a pagar frente a cualquier agresión de Chile, país que no es mencionado en el pacto, pero que los signatarios posteriormente nombraron como motivo del pacto para descartar oficialmente a Brasil.
Los historiadores (Gonzalo Bulnes, Jorge Basadre, Pedro Yrigoyen Diez Canseco, Edgardo Mercado Jarrín ) consideran que el verdadero objetivo del tratado era imponer a Chile las fronteras convenientes a Perú, Bolivia y Argentina por medio de un arbitraje obligado de la alianza mientras Chile fuese militarmente débil, es decir, antes de la llegada de las fragatas blindadas Cochrane y Blanco Encalada.
Los signatarios preveían la incorporación de Argentina al pacto, pero tras la aprobación de la Cámara de Diputados de Argentina en 1873, la adhesión argentina no fue aprobada por el Senado de ese país en 1874. En 1875 y en 1878 Argentina, en peligro de guerra con Chile, intentó ingresar al pacto, pero Perú rechazó diplomáticamente la oferta. Al comienzo de la Guerra del Pacífico, Perú y Bolivia buscaron la adhesión de Argentina al pacto, y proyectaron ofrecer a cambio los territorios chilenos ubicados entre el 24°S y el 27°S, pero el gobierno argentino rechazó la oferta.
El tratado fue concebido y firmado secretamente y el último de sus artículos establece que no se dará a conocer hasta que los gobiernos lo consideren necesario, lo que no ocurrió sino hasta días antes del inicio de la guerra con Chile. Sin embargo, los historiadores concuerdan en que diplomáticos chilenos fueron por lo menos informados de la existencia de un tratado contra su país aunque no concuerdan sobre cuando y si el contenido del tratado fue conocido y si se le asignó la validez correcta al tratado y a la información.
Otra tesis da cuenta que probablemente el gobierno chileno decidió ignorar la existencia de este tratado, pese a saber de su existencia, ya que el mismo implicaba declarar la guerra, encontrándose las fuerzas armadas chilenas en un paupérrimo estado de preparación.
El pacto es sumamente controvertido, algunos historiadores lo consideran legítimo, defensivo y circunstancial, además de haber sido conocido por el espionaje de Chile poco después de su firma. Otros historiadores, por el contrario, lo consideran agresivo y causante de la guerra de 1879. Los historiadores difieren también en las razones, extensión y vigencia de su secreto. Las razones de su secreto, la invitación a Argentina y la razón por la cual Perú no permaneció neutral en circunstancias que Bolivia no había cumplido el acuerdo de 1873 al firmar el tratado de 1874 sin informarle, son discutidas hasta hoy.
Caricatura publicada en Chile durante la Guerra del Pacífico, muestra como Aníbal Pinto, con los laureles de la victoria, se corta un pedazo de América, Avellaneda abraza la Patagonia. Prado y Daza deben observar impotentes la pérdida de su territorio.
Cambio en la actitud boliviana y llegada de la fragata blindada Cochrane
Mientras Perú y Argentina buscaban la forma de llegar a un acuerdo, ocurrieron dos hechos que modificaron completamente la situación.
Bolivia se desilusionó del pacto, persiguió sus propios objetivos y decidió sustituir el tratado de 1866.El 6 de agosto de 1874 los gobiernos de Chile y Bolivia firmaron el tratado de límites de 1874.
El 26 de diciembre de 1874 llegó a Chile la fragata blindada Cochrane que, aún estando sin sus terminaciones, volcó el balance del poder naval a favor de Chile en el Pacífico. A partir de ese momento, Perú se percató de que no debía ser arrastrado a un conflicto con Chile por la Patagonia y que Argentina no deseaba ir a la guerra con Chile por territorios bolivianos.
Estos dos eventos, mas el cambio de gobierno en Argentina de Sarmiento a Nicolás Avellaneda pusieron fin, por el momento, a los esfuerzos para obtener la adhesión de Argentina al pacto. Perú ordenó a su representante en Buenos Aires, cesar esos intentos y rechazar diplomáticamente cualquier intento argentino de ingresar al pacto.
En 1875 y 1878, cuando se inflamó nuevamente la disputa territorial entre Chile y Argentina, fue Argentina la que buscó ingresar al pacto.
En 1875 el ministro de relaciones exteriores del Perú ordenó a su ministro en Buenos Aires, en varias cartas, impedir la adhesión argentina cuidadosamente. Querejazu las resume:
La Argentina cree que adhiriéndose a nuestro tratado arribará a una solución favorable en sus cuestiones con Chile… Es indispensable que proceda usted con la mayor cautela y tino… En caso de que encuentre un pretexto natural para suspender este asunto, hágalo…pero es preciso que sea un pretexto muy bueno, que no choque ni parezca violento.
Anibal Víctor de la Torre, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú Cartas de julio y agosto de 1875 a su representante en Buenos Aires.
Guerra del Pacífico y el tratado
Reconocimiento público del tratado
En febrero de 1878, Bolivia impuso un impuesto sobre las compañías chilenas que trabajaban el salitre en Antofagasta. El gobierno chileno protestó y solicitó una mediación para resolver el problema. En noviembre, el gobierno chileno advirtió que la imposición del impuesto anularía el tratado de límites y renacerían para Chile los derechos anteriores al tratado. El gobierno boliviano ordenó a comienzos de febrero el embargo y remate de los bienes de la compañía chilena para el 14 de febrero de 1879. Ese día 200 soldados chilenos ocuparon el puerto y la ciudad bajo el aplauso de la población mayoritariamente chilena.
Bolivia solicitó a Perú la declaración del casus foederis. Perú ofreció a Chile y Bolivia mediar en el asunto. Ambos gobiernos aceptaron la oferta. Cuando el mediador José Antonio de Lavalle en Santiago y el presidente del Perú Ignacio Prado fueron cuestionados por el gobierno de Chile sobre la existencia de un tratado secreto de alianza entre Perú y Bolivia, el gobierno peruano reconoció públicamente por primera vez la existencia del tratado.
Ante la exigencia de Chile al Perú de declararse neutral, Perú pidió más tiempo para una consulta al congreso. Sin esperar la respuesta Chile declaró la guerra a ambas naciones el 5 de abril de 1879, dando, entre otras razones, la existencia del tratado secreto.
Según el gobierno de Chile, la existencia del tratado fue una de las causas de la guerra.
El tratado en la Guerra del Pacífico
Su publicación en Chile poco antes del estallido de la guerra, tuvo un enorme impacto sobre la opinión pública, que obligó al gobierno a considerar Perú no más como neutral sino como un aliado de Bolivia.
Al comienzo de la guerra, Perú y Bolivia proyectaron entregar los territorios chilenos entre el 24°S y el 27°S a Argentina a cambio de su entrada a la guerra. Más tarde la oferta fue repetida por Manuel Irigoyen al presidente argentino Avellaneda, pero fue rechazada por Argentina por falta de una escuadra adecuada para enfrentar a la chilena.
Ya en guerra, Perú y Bolivia acordaron la normas sobre subsidios y contingentes de fuerzas de mar y tierra que debería aportar y costear cada una, según el tratado secreto, y que tras la guerra le serían cobrados a Chile como indemnización de guerra. En Bolivia fue muy criticado el acuerdo porque hizo cargar el costo de la guerra sobre Bolivia.
Durante la conferencia de paz en Arica sobre el buque de guerra estadounidense USS Lackawanna en octubre de 1880, Chile exigió la abrogación del tratado. La conferencia no tuvo éxito.
Tras la batalla de Tacna en 1880, las tropas bolivianas no volvieron a luchar contra Chile (aunque si continuaron algunos soldados) y el aporte de Bolivia se restringió a material de guerra entregado al Perú.
Invocación del tratado por el Perú en 1879
Según Basadre, tras el fracaso de la adhesión de Argentina y el tratado de límites de 1874, Perú mantuvo una actitud pasiva. Perú no buscó problemas con Chile, ni hizo un ataque preventivo antes de que Chile alcanzara la supremacía, ni se rearmó para igualar a Chile, ni rescindió el pacto secreto para no provocar una alianza Chile-Bolivia.
H. Pereyra considera roto el artículo VIII del pacto de 1873 (“no concluir tratados de límites o de otros arreglos territoriales sin conocimiento previo de la otra parte contratante”) y con ello nulo el tratado. Otros como J. Basadre piensan que «El tratado quedaba silenciosamente en reserva, como recurso extremo …». Según Querejazu, quien cita un informe de Serapio Reyes Ortiz, por lo menos al inicio de la crisis, el gobierno peruano no consideraba vigente el tratado de 1873 debido a la inconsulta firma de Bolivia en el tratado de 1874.
Las razones dadas por los historiadores para la declaración peruana del casus foederis han sido el honor, la defensa de una república hermana, la presión de la política interna, la creencia de que Chile avanzaría de cualquier manera sobre Tarapacá y el temor de empujar a Bolivia a los brazos de Chile.
Consecuencias y apreciación del tratado
La primera consecuencia del tratado fue el acercamiento entre Chile y Brasil.
De acuerdo a Jorge Basadre Perú descuidó sus defensas militares por su desmedida confianza en el tratado. A pesar de que no logró la adhesión de Argentina siguió confiando en sus blindados Bolivia y Buenos Aires, en referencia a la frase de M. Pardo.
Bolivia, confiada en su alianza militar con Perú, afrentó a Chile con la violación del tratado de 1874.
Jorge Basadre señala que fue un error que fuera firmado con carácter de secreto, ya que un documento de ese tipo, que debía pasar forzosamente por tres cancillerías y tres parlamentos para su aprobación, era imposible que se mantuviera secreto. Modesto Basadre escribió sobre el tratado: “unos cuantos combatimos la tal alianza; yo el más encarnizado… se aprobó el Tratado de Alianza a las tres de la mañana. Pedí la palabra y dije: …que tenía pleno convencimiento que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos maldecirán la aprobación de ese fatal Tratado.
Interpretación histórica del tratado
Los historiadores concuerdan en los hechos básicos que hacen el tratado pero difieren sobre el cómo se debe interpretar su contenido y origen.
Todos coinciden en que el propósito del tratado era aislar y obligar militarmente a Chile a modificar sus fronteras de acuerdo a los intereses de Argentina, Bolivia y Perú mientras Chile fuese militarmente débil, es decir antes de la llegada de las fragatas blindadas Cochrane y Blanco Encalada.
Gonzalo Bulnes,escribe:
La síntesis del Tratado secreto era ésta: la ocasion, el desarme de Chile: el pretesto para producir el conflicto, Bolivia: utilidad del negocio, la Patagonia i los salitres
Jorge Basadre escribe (Cap. 1, pág. 8):
La gestión diplomática peruana en 1873 ante la Cancillería de Bolivia fue en el sentido de que aprovechara los momentos anteriores a la llegada de los blindados chilenos para terminar las fatigosas disputas sobre el tratado de 1866 y de que lo denunciase para sustituirlo por un arreglo más conveniente, o bien para dar lugar, con la ruptura de las negociaciones, a la mediación del Perú y la Argentina.
Basadre explicó en (Cap. 1, pág. 8):
La alianza al crear el eje Lima-La Paz con ánimo de convertirlo en un eje Lima-La Paz-Buenos Aires, pretendió forjar un instrumento para garantizar la paz y la estabilidad en las fronteras americanas buscando la defensa del equilibrio continental como había propugnado «La Patria» de Lima.
anteriormente (Cap. 1, pág. 6) y en vísperas de que fuese suscrito el tratado, Basadre había expuesto lo explicado por «La Patria»:
El Perú, según este articulista, tenía derecho para pedir la reconsideración del tratado de 1866. La anexión de Atacama a Chile (así como también la de Patagonia) envolvía una trascendencia muy vasta y conducía a complicaciones muy graves contra la familia hispanoamericana. El Perú defendiendo a Bolivia, a sí mismo y al Derecho, debía presidir la coalición de todos los Estados interesados para reducir a Chile al límite que quería sobrepasar, en agravio general del uti possidetis en el Pacífico. La paz continental debía basarse en el equilibrio continental.
Yrigoyen explica:
Tan profundamente convencido estaba el gobierno peruano de la necesidad que había de perfeccionar la adhesión de la Argentina al Tratado de alianza Peru-boliviano, antes de que recibiera Chile sus blindados, a fin de poderle exigir a este país pacíficamente el sometimiento al arbitraje de sus pretensiones territoriales, que, apenas fueron recibidas en Lima las observaciones formuladas por el Canciller Tejedor, se correspondió a ellas en los siguientes términos…
Edgardo Mercado Jarrín asevera:
El plan que el gobierno peruano proponía, sobre la base de la triple alianza, era este: «interponer nuestros buenos oficios si las cosas llegaran a un rompimiento, y proponer que los puntos cuestionados se sometan a un arbitraje. Si los buenos oficios no fuesen aceptados, entonces hacerles comprenderque asumimos el carácter de mediadores y que ligados como nos hallábamos, por un tratado, tendríamos que ayudar con nuestra fuerza si no se accedía a sujetarse a un arbitraje.
Todos coinciden que el tratado fue concebido y firmado secretamente y que nunca fue comunicado oficialmente a Chile sino hasta unos días antes del inicio de la Guerra del Pacífico.
Los historiadores difieren en cuanto sabía Chile sobre la existencia, contenido y validez del tratado.
Los historiadores difieren si un control peruano sobre las salitreras bolivianas fue inspiración del tratado. Jorge Basadre niega esa intención pero Gonzalo Bulnes y Hugo Pereyra la consideran posible, el último en base también a un escrito del historiador contemporáneo Pietro Perolari–Malmignati que menciona el control del salitre como causa principal para la suscripción del tratado secreto.22 Asimismo, es sabido que el ministro de RR.EE. del Perú Riva Agüero informó el 9 de enero de 1873 al plenipotenciario chileno en Lima, J. Godoy, que Bolivia y Perú formarían un estanco del salitre en Bolivia y que Perú se comprometía a comprar el salitre del estanco al mayor precio.
El historiador peruano Jorge Basadre asegura que fue una alianza defensiva acordada para proteger las salitreras de Tarapacá, vecinas de las salitreras bolivianas en Antofagasta y también para prevenir un eventual pacto chileno-boliviano que persiguiera la entrega de las provincias peruanas de Tacna y Arica a Bolivia. Basadre niega cualquier interés económico peruano en las salitreras bolivianas, por lo menos en 1873 y argumenta que la ley del estanco del salitre del 18 de enero de 1873 fue una iniciativa del poder legislativo peruano y no del ejecutivo, que era partidario solo de un impuesto a la exportación; además, de que en 1876, cuando el Perú comenzó a interesarse en la compra de licencias de explotación del salitre boliviano, ya no tomaba iniciativas militares y diplomáticas para cercar a Chile, habiendo descartado la entrada de Argentina en el pacto.
Otro historiadores peruanos consideran el tratado legítimo, inofensivo, y mal entendido porque dio a Chile un pretexto para la guerra, y que las negociaciones peruanas en Buenos Aires era solo una actitud de defensa.
El historiador chileno Gonzalo Bulnes argumenta que el tratado obligaba más a Bolivia y menos a Perú. Dado que Perú no tenía frontera con Chile, el único conflicto territorial que podía emerger era uno entre Chile y Bolivia y que por eso Perú podía permanecer neutral acogiéndose al artículo III (derecho de decidir si la ofensa recibida por la otra es un casus foederis), al contrario de Bolivia que estaba atada a Perú por el artículo VIII que restringía el derecho de los signatarios a celebrar tratados que afectaran las fronteras. El Perú no debía temer por sus territorios de Tarapacá, porque las pretensiones chilenas llegaban solo al paralelo 23°S y en cualquier caso una franja de territorio boliviano, que incluía Cobija y Tocopilla, permanecería entre Perú y Chile, acusa Bulnes.
José Antonio de Lavalle, quien encabezó la mediación peruana en Chile durante la crisis del Impuesto de los 10 centavos, considera que haber rechazado el casus foederis en 1879 hubiese exitado la más intensa indignación en los bolivianos y el desprecio más profundo en los chilenos y hubiese duplicado a los enemigos de Perú. Finalmente, ve el tratado como una gravísima falta de Pardo, y escribe:hay en política faltas inevitables, que son consecuencia , no de una pretendida fatalidad, sino de una serie natural de causas y de efectos.
Fuente:
wikipedia