El mapa del desierto de Atacama con la ubicación de sus principales riquezas de salitre publicado por la revista geográfica más importante de Inglaterra dos años antes de la declaratoria chilena de guerra.- Journal de la Royal Geographical Society de Londres confirma en el centro del poder imperial del siglo XIX la riqueza salitrera existente en territorio boliviano.
Mapa de las riquezas de salitre del desierto de Atacama (Bolivia) publicado en 1877 por el ingeniero inglés Josiah Harding en la revista londinense Journal of the Royal Geographical Society
“La Confederación [Perú-Boliviana] debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización traería de ejercer en el Pacifico, arrebatándonoslo; por el mayor número también de la gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculada a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones la Confederación [Perú-Boliviana] ahogaría a Chile antes de muy poco”.
Diego Portales, Carta a Manuel Blanco Encalada, 10 de septiembre de 1836 (Portales 1936-38, 3: 452-454).
Existen diversas pruebas que el imperialismo inglés –el poder hegemónico mundial en el siglo XIX– fomentó, apoyó y colaboró con la oligarquía chilena en el proyecto de apoderarse del litoral boliviano y de la provincia peruana de Tarapacá con la finalidad de usufructuar las inmensas riquezas de salitre, plata, guano y otros recursos naturales existentes en esos territorios. La coalición implícita en materias económicas y políticas entre el capitalismo inglés y la oligarquía chilena debe conocerse y analizarse si desea entenderse el porqué de la Guerra del Salitre y el reparto posterior del botín peruano y boliviano entre los explotadores ingleses y chilenos.
La acción concertada entre el imperialismo inglés y el subimperialismo chileno contó con una sólida base científica, proveniente de la exploración geográfica y preparación de cartografía de los territorios a robar a Bolivia y el Perú. El imperialismo inglés y la oligarquía chilena sabían con alto grado de certeza que tras la impresión desértica inicial del área a asaltar, el litoral boliviano y Tarapacá contenían inmensas riquezas que llenarían los bolsillos de las empresas y miembros individuales de la alianza chileno-británica, acelerando de paso el crecimiento económico de ambos capitalismos.
El ingeniero Harding reconoció que el territorio en el que él trabajaba “era principalmente la parte sur de la provincia costera de Bolivia”, es decir el territorio boliviano situado al norte del paralelo 24.
(Harding 1877, 250)
El artículo The Desert of Atacama (Bolivia) de Josiah Harding
Una de las evidencias del conocimiento de la riqueza salitrera del desierto de Atacama la constituye el artículo del ingeniero inglés Josiah Harding titulado “The Desert of Atacama (Bolivia)”, publicado por la revista Journal of the Royal Geographical Society en la ciudad de Londres el año 1877. Harding era un funcionario de la chileno-inglesa Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (Antofagasta Saltpetre and Railway Company), establecida en 1860 con capitales de la inglesa Casa Gibbs y del anglo-chileno Agustín Edwards Ross. Específicamente, el británico Harding era el ingeniero encargado de la construcción del ferrocarril entre Antofagasta, el depósito salitrero de Las Salinas y los yacimientos de plata de Caracoles.
La Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta explotaba el salitre del litoral de Atacama gracias a una concesión otorgada por el dictador boliviano Mariano Melgarejo, “que no tenía la menor noción de la riqueza minera y salitrera de esa vasta zona” (Bermúdez 1963, 199). El 5 de septiembre de 1868, Melgarejo, un verdadero monigote de la oligarquía chilena, otorgó una amplia concesión para la explotación del salitre del litoral boliviano a la Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama, empresa antecesora de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (1).
El aporte fundamental del artículo de Harding es el de presentar un mapa del desierto de Atacama entre el paralelo 22 y el paralelo 24° 20’ en el que se detalla con precisión la ubicación de diez de los principales yacimientos salitreros del área, siete en territorio boliviano (al norte del paralelo 24) y tres en territorio arrancado a Bolivia por el Tratado del 10 de agosto de 1866 (es decir, en el área al sur del paralelo 24). Todos estos depósitos aparecen coloreados en marrón. Debe anotarse que la carta geográfica señala como límite entre Chile y Bolivia el paralelo 24, frontera que refleja el ya indicado obsequio de territorio boliviano en más de un paralelo de latitud, hecho a Chile en 1866 por el tirano Melgarejo (2).
El artículo y mapa de Harding difundidos por el Journal of the Royal Geographical Society constituyeron para el imperialismo inglés y para la oligarquía chilena una confirmación irrefutable de la presencia de incalculables riquezas salitreras en el territorio de Atacama bajo soberanía boliviana. Por ejemplo, refiriéndose al yacimiento de Las Salinas, el ingeniero Harding indicó que el caliche “es de excelente calidad, por contener de 30 a 80% de nitrato, llegando en algunos lugares a mostrar un espesor de doce pies [3.66 metros]” (Harding 1877, 253).
La ambición chilena por invadir Bolivia desde el paralelo 24 hasta el paralelo 21 (El salitre ubicado en la parte boliviana del desierto de Atacama era de calidad superior al existente en la parte chilena.)
Los datos proporcionados por el ingeniero Harding sobre la calidad del salitre existente en la parte boliviana del desierto de Atacama fueron recibidos en Chile al mismo tiempo que el informe de un conjunto de científicos contratados por el gobierno de ese país para evaluar los yacimientos ubicados en la parte chilena del desierto. Este grupo estuvo dirigido por el profesor francés Aimé Pissis.
El informe de Pissis trajo para la clase dirigente chilena una buena y una mala noticia. La buena nueva fue la confirmación que “el desierto de Atacama presenta un gran campo para el desarrollo de la industria minera” (Gobierno de la República de Chile 1877, 27).
La mala nueva fue que la parte del desierto de Atacama hasta el paralelo 24 que la oligarquía chilena controlaba gracias al obsequio del alcohólico dictador boliviano Melgarejo sólo albergaba yacimientos de nitrato de baja calidad, si se les comparaba con los existentes en el territorio aún bajo soberanía boliviana y con los de Tarapacá (3). Mientras el artículo de Harding reconocía la excelente calidad de los depósitos salitreros bolivianos, que contenían de 30 a 80% de nitrato, llegando en algunos lugares a mostrar un espesor de más de tres metros y medio, en el sector chileno el contenido promedio de nitrato sólo llegaba a 20% y el espesor, en muy limitados casos, registraba dos metros y medio (Gobierno de la República de Chile 1877, 18).
La riqueza superior del salitre ubicado en territorio boliviano confirmó para la oligarquía chilena la necesidad de invadir totalmente el litoral de Bolivia, hasta el paralelo de los 21° 40’, zarpazo sureño que representaría el inicio de la Guerra del Salitre.
Mapa del territorio salitrero en el Pacífico sur, incluyendo la provincia peruana de Tarapacá, el litoral boliviano y la frontera norte de Chile
(Pons Muzzo 1962, 177)
Difusión en Chile e Inglaterra del conocimiento de la riqueza superior del salitre boliviano
¿Cómo llegó la confirmación de la riqueza del Atacama boliviano a los oídos de los capitalistas ingleses y chilenos? En cuanto al imperialismo inglés, ya se ha mencionado que la poderosa Casa Gibbs inglesa era accionista de la Antofagasta Saltpetre and Railway Company, la empresa británico-chilena para la que trabajaba el ingeniero Harding y que operaba en la sección boliviana del desierto de Atacama. Asimismo, debe recordarse que el Journal of the Royal Geographical Society reunía entre sus lectores a los más ambiciosos empresarios británicos, siempre listos a intentar nuevas aventuras expansionistas.
En el caso de los capitalistas y políticos chilenos, la ratificación científica de la existencia del tesoro del Atacama boliviano fue conocida, de primera mano, por ministros de Estado, congresistas, militares y empresarios sureños, todos ellos accionistas de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta.
Aquellos que no participaron en la propiedad del capital de dicha empresa, obtuvieron la ratificación científica de la magnitud de la riqueza de Atacama boliviano leyendo el Journal en la Biblioteca de la Universidad de Chile, que era una de las tres instituciones latinoamericanas que lo recibían en 1877. Ninguna institución peruana o boliviana estaba suscrita al Journal, a pesar que el organismo que editaba la revista –la Royal Geographical Society– contaba entre sus miembros honorarios correspondientes al presidente Manuel Pardo, a don Antonio Raimondi y al político e historiador Mariano Felipe Paz Soldán (Royal Geographical Society 1877, xvi).
La validación geográfica de la presencia de fabulosas cantidades de salitre en el desierto de Atacama fue la razón principal que explica la puñalada chilena de 1879 y el posterior genocidio y desmembramiento territorial de Perú y Bolivia. Proponiéndoselo o no, el conocimiento geográfico del valor económico de Atacama contribuyó a desencadenar ese infame y sangriento conflicto de cinco años que la Historia conoce con el nombre de Guerra del Salitre.
Notas
(1) El privilegio concedido a la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta
La concesión exclusiva de quince años concedida por Melgarejo era para “la explotación, elaboración y libre exportación del salitre en el Desierto de Atacama… de cualquier punto donde se encuentre en el Departamento de Cobija”. Incluía el privilegio de establecer una carretera de treinta leguas de longitud, desde la costa al interior del litoral boliviano, a lo largo de la cual se añadía a la concesión una legua de latitud de territorio. El privilegio otorgado por Melgarejo fue gratuito: los empresarios chilenos sólo pagaron diez mil pesos en la Tesorería del Departamento de Cobija (Bermúdez 1963, 199).
(2) El Tratado de Límites del 10 de agosto de 1866
El 10 de agosto de 1866, la dictadura del analfabeto y alcohólico Mariano Melgarejo firmó en Santiago el Tratado de Límites por el cual obsequió a Chile el territorio boliviano comprendido entre el paralelo 24 y el paralelo de los 25° 20’. En ese mismo documento, el régimen de Melgarejo “aceptó repartirse por mitad con Chile los productos provenientes de la explotación de los depósitos de guano descubiertos en Mejillones y de los demas depósitos del mismo abono que se descubrieren en el territorio comprendido entre los grados 23 y 25 de latitud meridional, como también los derechos de exportación que se perciban sobre los minerales extraídos del mencionado espacio de territorio” (Gobierno de la República de Chile 1898, 4).
Como recuerda el historiador chileno Mario Barros Van Buren (1970, 264), el anterior Tratado “es el único que Chile ha firmado sin hacer una sola corrección ni modificar en una coma el texto”. El citado autor atribuye el hecho a que, supuestamente, el convenio fue propuesto por Melgarejo. Sin embargo, en este punto Barros no recuerda que Melgarejo, como ya se ha indicado, era manipulado por el embajador chileno Vergara Albano.
Artículos primero y segundo del Tratado de Límites del 10 de agosto de 1866 por el cual el régimen dictatorial de Melgarejo obsequió a Chile el territorio boliviano comprendido entre el paralelo 24 y el paralelo de los 25° 20’. (Gobierno de la República de Chile 1898, 4)
(3) Mariano Melgarejo
El dictador Mariano Melgarejo gobernó Bolivia entre 1864 y 1871 siguiendo los preceptos del liberalismo económico y defendiendo los intereses de los grandes mineros.
Melgarejo se caracterizó por ser un sargentón mentalmente inestable, analfabeto y alcohólico. Barros van Buren (1970, 263) escribió que “los diplomáticos chilenos no perdonaron medio en llenarlo de altisonantes adjetivos, condecoraciones y regalos”. Por ello, Melgarejo fue fácilmente manipulado por el político chileno Aniceto Vergara Albano quien ejerció en Bolivia como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile desde el 18 de marzo de 1866.
Vergara Albano, miembro de la clase gobernante chilena, fue uno de los encargados de promover en Bolivia la rectificación de fronteras –propuesta también conocida como cambio de litorales– por la cual Bolivia cedería su rico litoral a Chile “desde el paralelo 25 hasta el Loa, o cuando menos hasta Mejillones inclusive, a cambio del cual Chile apoyaría a Bolivia, del modo más eficaz, para la ocupación armada del litoral peruano hasta el morro de Sama, en compensación del litoral que cedería a Chile; en razón de que la única salida natural que Bolivia tenía al Pacífico era el puerto de Arica” (Maúrtua 1901, 16 y 17).
En agradecimiento por los servicios prestados a Chile, el analfabeto dictador Mariano Melgarejo fue distinguido con el nombramiento de general de división del ejército chileno, al igual que el traidor al Perú Mariano Ignacio Prado. El despacho correspondiente de general chileno le fue entregado por Vergara Albano. También recibió el grado de doctor honoris causa de la Universidad de Chile.
El díscolo gobernante boliviano reciprocó las anteriores distinciones designando como general de división del ejército boliviano al presidente chileno José Joaquín Pérez y nombrando al embajador Vergara como Benemérito de la Causa Americana, Gran Ciudadano y Ministro de Hacienda de Bolivia. Sí señor, así como lo escucha: el chileno Vergara Albano fue designado por Melgarejo como Ministro de Hacienda de Bolivia. Melgarejo no hizo caso del discreto rechazo de Vergara a la designación y llegó a envíarle el despacho del ministerio, para su firma, en el local de la legación chilena (Barros Van Buren 1970, 263). En vista que Vergara no aceptó el cargo ministerial ¡Melgarejo lo nombró como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile! (Con la anterior información, resulta entendible que el Tratado de Límites de 1866 haya sido “el único que Chile ha firmado sin hacer una sola corrección ni modificar en una coma el texto”).
Melgarejo también cayó bajo la influencia del chileno Carlos Walker Martínez, secretario de Vergara Albano, a quien el dictador nombró Sargento Mayor del ejército boliviano y edecán para una posible futura guerra contra el Perú, destinada a alcanzar el dominio de Tacna y Arica.
Las siguientes palabras de Mariano Melgarejo pintan de cuerpo entero al dictador que cedió territorio boliviano a Chile: “La Constitución de 1861, que era muy buena, me la metí en el bolsillo (señalando el bolsillo izquierdo de su pantalón), y la de 1868, que es la mejor según estos doctores, ya me la he metido en este otro (señalando el bolsillo derecho). Nadie gobierna en Bolivia mas que yo. Y el que manda, manda cartuchera en el cañón”.
La oligarquía sureña debería erigir en Santiago monumentos a ambos Marianos, Mariano Melgarejo y Mariano Ignacio Prado, para hacer recordar a las futuras generaciones el rol que ellos cumplieron en el ensanchamiento territorial de Chile y en el desmembramiento territorial de Bolivia y el Perú.
Ley de la República de Chile nombrando a Mariano Melgarejo general de división del ejército chileno. La ley está fechada el 17 de agosto de 1866, siete días después del obsequio territorial hecho por Melgarejo a Chile.
(Varas 1871, 22-23)
Por: César Vásquez Bazán
Fuente:
Barros van Buren. Mario. 1970. Historia Diplomática de Chile 1541 – 1938. Segunda edición (actualizada a 1958). Santiago: Editorial Andrés Bello.
Bermúdez Miral, Óscar. 1963. Historia del salitre. Desde sus orígenes hasta la Guerra del Pacífico. Santiago: Ediciones de la Universidad de Chile.
De la Cruz, Ernesto y Guillermo Feliú Cruz, editores. 1936-38. Epistolario de don Diego Portales: 1821-1837. Santiago de Chile: Dirección General de Prisiones. Tres volúmenes.
Gobierno de la República de Chile. 1877. Nitrate and Guano Deposits in the Desert of Atacama: An Account of the Measures Taken by the Government of Chile to Facilitate the Development Thereof. Londres: Taylor and Francis, Red Lion Court, Fleet Street.
Gobierno de la República de Chile. 1898. Documentos oficiales relativos a los límites entre Chile, Bolivia y la República Argentina en la región de Atacama. Santiago de Chile: Imprenta Mejía.
Harding, Josiah. 1877. “The Desert of Atacama (Bolivia)”. En Journal of the Royal Geographical Society, Vol. 47, pp. 250-253.
Maúrtua, Víctor M. 1901. La Cuestión del Pacífico. Lima: Librería e Imprenta Escolar de E. Moreno.
Pons Muzzo, Gustavo. 1962. Las fronteras del Perú: Estudio histórico. Lima: Talleres Gráficos Iberia, S. A.
Royal Geographical Society. 1877. Journal of the Royal Geographical Society. Vol. 47. Londres: John Murray, Albemarle Street.
Varas, José Antonio, (ed.). 1871. Recopilación de leyes, órdenes y decretos supremos concernientes al ejército, desde enero de 1866 a diciembre de 1870. Santiago de Chile: Imprenta Nacional, tomo IV.