1.- Los problemas chileno-bolivianos
2.- Chile declara la guerra al Perú
3.- El ejército y la armada
4.- El Perú se prepara
5.- La escuadra chilena en acción
6.- Juntas de alto nivel
7.- Carta del 8 de mayo a su esposa
8.- Prado asume la dirección de la guerra
9.- La escuadra rumbo al sur
1.- Los problemas Chileno Bolivianos
En 1879, el Perú no tenía por el sur, límites con Chile, sino con Bolivia la cual era poseedora del departamento de Atacama o del Litoral el que estaba constituido por el dilatado desierto de Atacama y tenia como capital el puerto de Antofagasta. En 1840 se descubrieron depósitos de guano cerca de Mejillones. Desde 1860, dos empresarios chilenos descubrieron en esa región ricos yacimientos de salitre y de bórax, habiendo logrado que el gobierno boliviano les otorgara concesión con exclusividad para su explotación, durante quince años. En 1870 otro chileno descubrió en el interior del desierto en Caracoles, una rica mina de plata. A lo largo de los años, una gran cantidad de mineros chilenos fue llegando para trabajar en esos yacimientos. Los mineros bolivianos acostumbrados a su elevada y fría meseta no se sintieron atraídos por esas fuentes de trabajo. Fue así como a la vuelta de pocos años, la provincia de Atacama estaba habitada casi totalmente por trabajadores chilenos.
En 1879, era presidente de Bolivia el general Hilarión Daza. Era Daza un hombre totalmente irresponsable y en su afán de imponer elevados impuestos a las compañías salitreras de Antofagasta, que estaban en manos de empresarios chilenos, dio origen al conflicto.
Chile ambicionaba Atacama y desde 1860 venía proponiendo su compra a Bolivia, o la permuta con territorios peruanos, pues entre los dos países se proponían desmembrar el sur del Perú.
Desde 1866, se descubrieron en el departamento sureño de Tarapacá, lindante con Bolivia, yacimientos de salitres. Eso parecía ser una suerte para el Perú, pues la nueva riqueza reemplazaba a la del guano que había sido dilapidada. Se formaron compañías explotadoras inglesas, arequipeñas y chilenas, estas últimas en menor proporción. En 1868 se creó un impuesto de cuatro centavos por quintal de salitre exportado y en 1873 se creó el Estanco del Salitre, por el cual las empresas explotadoras debían de vender el producto al Estado Peruano a S/. 2,40 el quintal, debiendo salir el mineral por el puerto de Iquique. En caso que el gobierno del Perú lograse vender el salitre a mayor precio que S/. 3.10, se aumentaría también el precio de compra a las empresas. Esto no fue bien visto por las empresas que fomentaron disturbios por lo cual el gobierno peruano envío a Iquique, a las naves «Atahualpa» y «Manco Capac». Las empresas ofrecieron pagar un impuesto de 15 centavos por quintal de salitre exportado, pero el obierno no aceptó. En Tarapacá el gobierno peruano tenía el total control de la situación, lo que no ocurría con Bolivia en el departamento de El Litoral.
Ministro plenipotenciario, don José Antonio Lavalle y Arias, enviado por el gobierno peruano a Chile.
En 1866, en plena guerra contra España, Chile y Bolivia celebraron un tratado, por el cual los limites dejaban de ser el paralelo 25° para retroceder en perjuicio de Bolivia hasta el paralelo 24°. Y eso no era todo, sino que se acordó que los impuestos de exportación de yacimientos situados entre los paralelos 24° y 23° se repartirían por igual, es decir que prácticamente era una soberanía compartida entre ambos países.
En el tratado había otra cláusula de acuerdo a la cual, en caso de desear vender parte de territorios en la región, el otro país contratante tendría la preferencia.
En 1872 el general Mariano Melgarejo que era Presidente de Bolivia y admirador de Chile, concedió a la Compañía Melbourne y Clarke, que luego se llamó «Compañías del Salitre y del Ferrocarril de Antofagasta, una extensa zona en Atacama para explotar minerales, sin pagar impuestos. La Compañía tenía socios a ingleses y chilenos de los altos círculos políticos. En 1876 el general Hilarión Daza toma el poder con golpe de estado y el 14 de febrero de 1879, creó un impuesto de diez centavos por quintal de salitre exportado, lo cual originó una generalizada protesta de los empresarios chilenos, la misma que fue amparada por su gobierno. Como las autoridades aduaneras bolivianos exigieron el pago del impuesto, los empresarios chilenos se quejaron de abusos y vejámenes.
Cuando se dio la disposición del impuesto, Daza escribió irresponsablemente al Prefecto del Departamento del Litoral, lo siguiente:
Tengo una buena noticia que darle. He fregado a los gringos accionistas de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta, decretando el 1° de febrero la reivindicación de las salitreras y no podrán quitárnosla por más que se esfuerce el mundo entero. Espero que Chile no intervendrá en este asunto empleando la fuerza, su conducta con la Argentina revela de manera inequívoca su debilidad e impotencia, pero si nos declaran la guerra, podemos contar con el apoyo del Perú, a quien exigiremos el cumplimiento del tratado secreto»
Domingo Santa Maria, Ministro chileno de Marina. Uno de los mas empeñados en llevar adelante la guerra.
Daza subestimó el poderío de Chile y por otra parte se mostró exigente y desafiante con ese país confiado en el tratado secreto con el Perú de 1873. Hay que agregar que la diplomacia chilena en Lima desde 1873 tuvo copia del llamado «tratado secreto».
Los acontecimientos se precipitaron y desde el 14 de febrero Chile rompía sus relaciones diplomáticas con Bolivia y el mismo día, el ejército chileno ocupó sin ninguna resistencia el puerto de Antofagasta, y el pueblo en su mayoría chilenos, recibió a las tropas en forma delirante y de inmediato aparecieron banderas chilenas en todas las casas. Se dio el caso de que las tropas chilenas brindaron protección a la pequeña guarnición boliviana, porque el pueblo estaba enardecidos contra ellos. Antofagasta ya nunca jamás volvería a Bolivia. Un chasqui llevó la noticia a Daza, pero como era carnaval el Presidente, guardó la noticia durante tres días y luego envió a Lima a un Embajador Extraordinario para exigirle al Perú el cumplimiento del tratado secreto.
El Perú en un esfuerzo desesperado por impedir la guerra envió a Chile a un Enviado Especial, don Juan Bautista Lavalle, el cual salió del Callao el 22 de febrero y arribó a Santiago el 4 de marzo. Lavalle encontró que tanto el pueblo como la prensa chilena eran totalmente contrarios al Perú, mientras que Bolivia casi era ignorada. Por desgracia, tanto en Chile como en el Perú había mucho elemento belicista, sobre todo el pueblo.
Lavalle tuvo la impresión que el Presidente Chileno don Aníbal Pinto y su Ministro Santa María eran partidarios, cuando menos aparentemente, que el problema se resolviera con un arbitraje. Pinto en especial mostraba buena voluntad pues era compadre del Presidente peruano Mariano Ignacio Prado. Las cosas iban bien encaminadas cuando en forma abrupta, sin consultar con el Perú, Daza declara la guerra a Chile el 14 de marzo de 1879. Esa noticia se conoció en Santiago de Chile cuatro días más tarde y los periódicos chilenos sacaron a relucir el tratado secreto y según decían la intención conjunta de Perú, Bolivia y Argentina de atacar a Chile. Ante es situación, pero sobre todo por la declaratoria de guerra de Bolivia, la misión Lavalle se dio por terminada, pues el 24 de marzo, Pinto exigía que el Perú declarase su neutralidad El 4 de abril o sea, en vísperas de la declaratoria de guerra, salía Lavalle en el mismo barco en que Piérola retornaba al Perú.
En marzo, Grau en un intento casi postrer de evitar la guerra, solicitó al Ministro de Chile en el Perú, Joaquín Godoy, una entrevista que se realizó en el hotel Maury, haciéndole conocer que había hablado con el Embajador de Estados Unidos en Lima y que ese país estaba dispuesto a interponer sus buenos oficios para lograr una solución pacífica de las diferencias. Pero ya la situación se había deteriorado en demasía y lo que no sabía Grau, era que precisamente Godoy era del grupo belicista de Chile.
Joaquín Godoy, embajador de Chile en Lima. Actúo como espía y en todo momento trató con intrigas de que se produjera la guerra
2.- Chile declara la guerra al Perú
Cuando el 14 de febrero Antofagasta fue ocupada por Chile, hubo alarma en el Perú, que no solo movilizó sus fuerzas, sino que envió el l 7 de marzo, en el transporte “Limeña”, una fuerza al mando del Coronel Velarde, de 400 hombres que se acantonaron en Iquique y a los Cazadores de la Guardia con 385 soldados así como una batería con 4 piezas de artillería. La guerra se consideró inminente.
Mariano Ignacio Prado, presidente del Perú en 1879
Por los espías que el Ministro Chileno Joaquin Godoy tenía en Lima, conoció este envío de tropas y envió el 12 de marzo a su gobierno en Santiago, un detallado informe sobre la salida del transporte “Limeña” y le pedía su captura, pues decía que si Iquique era guarnecido, más tarde iba a resultar costosa y difícil su captura por el ejército chileno.
Se nombró como Comandante General del Departamento de Marina del Callao, al capitán de navío paiteño José María García Seminario y se confirmó al contralmirante también paiteño, Antonio de la Haza como Comandante General de Marina.
El 25 de marzo, es decir, después de la declaratoria de guerra de Bolivia a Chile, es enviado al Sur el Batallón Dos de Mayo con el coronel Belisario Suárez, el Batallón Zepita con el coronel Andrés Avelino Cáceres y el Escuadrón Guías. Todo sumaban 1.500 hombres.Los gastos eran grandes. Cuando Chile ocupó todo el litoral boliviano, es decir el 1° de abril de 1879, salió del Callao el general ayabaquino Manuel González La Cotera que se embarcó en el transporte «Chalaco»., llevando a los batallones Puno N° 6 y N°8, así como cuatro piezas de artillería. La Cotera llegó a su destino el 8 de abril o, sea tres días después de declarada la guerra. El “Chalaco” con La Cotera burlaron a los barcos chilenos que habían empezado a patrullar las costas de la provincia de Tarapacá. Con los nuevos contingentes, las fuerzas peruanas en Tarapacá totalizaban 3.500 hombres, los que quedaron bajo el mando de La Cotera. El contralmirante Montero, dejó el Senado para trasladarse al puerto de Arica con la misión de artillarlo y hacerlo inexpugnable por mar, lo que cumplió a cabalidad.
Anibal Pinto, presidente de Chile. Firmó la declaratoria de guerra contra el Perú. Éste y Mariano Ignacio Prado eran compadres.
Chile demandó del Perú que declarase su inmediata neutralidad y el Presidente general Mariano Ignacio Prado respondió que esperaría hasta el 24 de abril en que se reunía el Congreso, pero Chile no quiso esperar y el 5 de abril de 1879 declaró la guerra al Perú. y de inmediato su escuadra bloqueó los puertos de la provincia de Tarapacá. La declaratoria de guerra decía:
«Declaratoria de Guerra: Santiago, abril 5 de 1879. Señor Intendente: en virtud de la facultad que me confiere el número 18 del artículo 82 de la constitución del estado y la ley del 4 de presente; He acordado y decreto: El gobierno de Chile declara la guerra al gobierno del Perú. El ministro de relaciones exteriores comunicará a las naciones amigas esta declaración, exponiendo los justos motivos de la guerra; y el del interior la hará llegar a noticia de los ciudadanos de la república mandándola publicar con la solemnidad debida. Dado en Santiago el día 5 de abril de 1879: A.Pinto,-Prats.-Alejandro Fierro.- Saavedra.- J. Gana.- Julio Zegers
El día 6 el Presidente Prado expidió un decreto expresando que habían causales para hacer funcionar la alianza del pacto secreto y el 15 del mismo mes se firmó un Protocolo entre Perú y Bolivia poniendo en funcionamiento la alianza. De acuerdo a este documento, Bolivia aportaría 12.000 soldados y el Perú 8.000 más toda su escuadra. Bolivia no tenía un solo barco, Los aportes terrestres se podían aumentar. Bolivia correría con todos los gastos de la campaña, incluyendo los extraordinarios como la movilización del ejército y de la armada, los de compra de armamento y buques, así como también indemnizaría el valor de los buques y armamentos perdidos. Como todos los puertos bolivianos estaban en poder de Chile, se habilitaron Arica y Mollendo para el ingreso de mercadería extranjera con destino a Bolivia, debiendo repartirse en partes iguales los ingresos arancelarios, que se usarían en gastos de guerra.
Pero resulta que Bolivia no estaba en condiciones económicas de cumplir con los pagos del Protocolo, por cuyo motivo el 17 de junio el Protocolo fue modificado en el sentido de que Bolivia sólo abonaría al Perú la mitad de los gastos de guerra. La realidad mostró que Bolivia no pudo cumplir ni con los nuevos acuerdos.
3.- El Ejército y la Armada
El Ejército peruano, al momento del conflicto estaba formado del siguiente modo:
INFANTERIA; Pichincha N| 1, Zepita N° 2, Ayacucho N° 3, Callao N° 4, Cuzco N° 5, Puno N° 6 y Cazadores N° 7; Total 3,539.- CABALLERIA: Húsares de Junín, Lanceros de Torata y Guías; total 833.ARTILLERIA: Regimiento de Artillería de Campaña y Regimiento de Artillería Dos de Mayo; Total 869. Total General 5,241.
El Perú sólo disponía de 30 cañones, ninguno de los cuales era krupp como sí los tenía Chile. El armamento era muy variado, lo que dificultaba su abastecimiento. En cuanto a rifles se disponía de : tipo peruano (2,430), Comblain (28), Miné prusianos (1.895), Miné austriacos (1.895), Chassepot reformados (299), Martini (29), Rampar (18), Wilson (108), Minié ingleses (32) y Sprinfield (116), total 6.850.
El Perú sólo disponía de 30 cañones, ninguno de los cuales era krupp como sí los tenía Chile. El armamento era muy variado, lo que dificultaba su abastecimiento.
En cuanto a rifles se disponía de :
Tipo peruano (2,430), Comblain (28), Miné prusianos (1.895), Miné austriacos (1.895), Chassepot reformados (299), Martini (29), Rampar (18), Wilson (108), Minié ingleses (32) y Sprinfield (116), total 6.850.
A Europa viajó un comisionado para escoger los rifles más convenientes y se optó por el llamado modelo peruano, confeccionado en la maestranza de Lima. Al viejo continente se habían enviado 5.000 rifles Chassepot para ser reformados, pues habían resultado muy defectuosos. En los depósitos del fuerte de Santa Catalina en Lima existía gran cantidad de rifles de los más variados modelos, los que necesitaban de munición propia lo que era difícil establecer en plena batalla, ya que eran de 11 clases, sin embargo, tuvieron que ser utilizados en la guerra.
Los chilenos tenían la totalidad de su ejército dotado de rifles Comblain. por eso no tenían problemas de abastecerlos en batalla.
La artillería peruana pudo ser buena en su tiempo, es decir, para el combate del dos de mayo de 1866, pero ya en 1879 nada tenía que hacer frente a los poderosos krupp alemanes que usaron los chilenos y que fueron los que permitieron a Alemania ganar la guerra contra Francia.
En cuanto a la armada peruana, el barco más poderoso que teníamos era la fragata «Independencia» construida el mismo año que el «Huáscar» en 1864 pero que entró en servicio dos años más tarde, es decir, posteriormente al combate del 2 de Mayo, siendo su dotación de 304 hombres, pero normalmente sólo llegaba a 168 hombres. Cuando estalló la guerra hacía seis meses que se encontraba en el dique cambiando sus calderas, renovando la cubierta y carboneras. Tenía una sola hélice.
El «Huáscar», tenía un andar de 11 millas por hora pero podía llegar a l3 millas. Poseía una torre giratoria con dos cañones de 250 libras cada uno, que otros dicen eran de 300 libras. El barco poseía además, 2 cañones de 40 y 1 de 12. Estaba apto para entrar de inmediato en acción, pues sus calderas habían sido cambiadas, pero los fondos del casco estaba con basura marina, lo cual le impedía una mayor velocidad. Su eslora era de 60 metros, su manga de 10.6 metros, el calado medio de 4.7 y el puntal de 6.3 metros. Poseía aparejo de bergantín y contaba con dos palos, pero posteriormente le sacaron el trinquete de proa y quedó con sólo uno palo..
El nombre de monitor que se le daba, provenía de la torre giratoria protegida por una coraza de 13 cms. de espesor donde estaban los dos cañones de 250 libras. Los monitores fueron una creación del marino e ingeniero inglés Phipps Cowper Coles, aun cuanto la idea original fue del sueco Ericson que se la presentó a Napoleón III en 1854. La idea de la torre giratoria fue para una mejor utilización del espolón, para cuya utilización el buque tenía que avanzar de proa lo que no permitía el accionar de los cañones de los costados
La construcción del «Huáscar» fue ordenada (con la « Independencia”) por el Presidente Pezet el 30 de marzo de 1864. Llegó al Callao a fines de enero de 1868.
Monitor Huáscar -Presidente Pezet
Independencia (fragata blindada)
El «Atahualpa» y el «Manco Cápac» eran dos blindados gemelos, que habían sido adquiridos usados en Estados Unidos donde habían actuado en la Guerra de la Secesión. Su velocidad era de solamente 4 millas por hora, de modo que no podían ser usados en acciones de travesía, sino como fortalezas flotantes pues tenían una coraza de 10 pulgadas y dos cañones de 500 libras a los cuales los marinos chilenos temían mucho. Resultaron muy eficientes en la defensa del Callao y de Arica, frente a ataques por mar. Al estallar la guerra el «Atahualpa» casi no podía moverse por tener las calderas deterioradas, por cuyo motivo se quedó apontonado en El Callao La tripulación de estos blindados era de 120 hombres cada uno.
En la fotografía, el monitor blindado Manco Cápac, ex Oneota, con sus mástiles instalados.
En la litografía, el monitor blindado Atahualpa, ex Catawba. Museo Naval del Perú
«La Unión» era una corbeta de madera construida en Francia en 1863. Su tripulación era de 210 hombres. Al estallar la guerra estaba reparando sus calderas y tenía como comandante al capitán de navío Aurelio García y García. Era considerada la nave de guerra más veloz del Pacifico sur pues desarrollaba 13 millas por hora y podía llegar a 14.
Corbeta Unión
La «Pilcomayo» era una cañonera, que había sido comprada en Francia en 1873. Le habían cambiado la hélice y estaba lista para zarpar. Al estallar la guerra estaba al mando del capitán de navío paiteño Antonio de la Guerra Gorosti, que permaneció al mando de la nave hasta el 23 de abril, en que pasó a ser ayudante del Presidente Prado.
Cañonera- Pilcomayo
Además, el Perú contaba con los transportes «Chalaco» de 1.000 toneladas y 2 cañones, y el transporte «Limeña» de 1.160 toneladas y 2 cañones, el «Talismán» de sólo 310 toneladas y 4 cañones, «La Oroya» y la «Santa Rosa».
En cuanto a la flota chilena, los barcos gemelos «Cochrane» y «Blanco Encalada» tenían doble hélice lo que les permitía facilidad para maniobrar, tenían un gran blindaje, y su artillería usaba granadas perforantes, frente a las cuales el blindaje del ” Huáscar” no ofrecía ninguna resistencia.
Otro muy grave problema era que gran parte de la tripulación de los barcos peruanos estaba formada hasta enero de 1879 por marinos chilenos, los que tuvieron que ser licenciados, y se tuvo que tomar nuevas dotaciones, que hubo que adiestrar desde el principio, entre los meses de enero y abril. Los anteriores marinos chilenos, habían logrado una amplia experiencia y conocían los defectos de las naves peruanas. Todos esos conocimientos los volcaron a favor de la escuadra chilena cuando se enrolaron en ella.
Además tenía Chile al «Matías Causiño», a la corbeta «Loa”, similar a la corbeta «Magallanes», al «Maipú», al «Rímac»que era un transporte muy moderno y a 9 barcos de la Compañía Sudamericana de Vapores que usaron como transportes.
Todos los barcos peruanos con excepción de la cañonera «Pilcomayo» tenían 15 años de uso, mientras que los chilenos tenían barcos nuevos de sólo 5 años de uso como el «Cochrane», el «Blanco Encalada», así como las corbetas «O’Higgins» y « Chacabuco».
Chile hacía mucho tiempo había preparado a su marinería y disponía de las famosas granadas perforantes de acero Palliser, que fácilmente podían penetrar en la coraza de 4.5 pulgadas del «Huáscar», y en cambio las granadas que lanzaban los barcos peruanos rebotaban en la coraza de los acorazados enemigos. La escuadra peruana como no tenía tripulación completa, se vio precisada a tomar civiles totalmente inexpertos. Fueron las granadas Palliser las que dieron muerte a Grau en Angamos
4.- El Perú se prepara
Ante lo peligroso de la situación, Grau solicitó licencia al Congreso para reincorporarse a la marina y le fue confiado el mando del «Huáscar». Posiblemente, Grau sentía predilección por este barco, pero para los intereses del Perú mejor hubiera sido que se le diera el mando de la “Independencia” que el barco más poderoso del Perú
También dejaron el Congreso, el capitán de navío paiteño, Camilo Carrillo que era Presidente de la Cámara de Diputados, en los primeros días de febrero y el contralmirante Montero que era senador, para ponerse a disposición de la marina.
Cuando el 14 de febrero el gobierno peruano envió al sur en un transporte las primeras fuerzas con el coronel Velarde, se evitó así, que los 10.000 chilenos que vivían en la provincia de Tarapacá pudieran dar un golpe y apoderarse de ese territorio. Los chilenos por los varios espías que tenían en el Callao conocieron en forma oportuna la partida del transporte y el Ministro de Chile en el Perú, Joaquín Godoy, pidió el 13 de marzo a su gobierno, la captura del transporte. Godoy fue un belicista que intrigó mucho a favor de la guerra. El transporte ancló en Arica donde estuvo un buen tiempo y llegó a su destino el 8 de abril, o sea después de tres días de declarada la guerra.
El general La Cotera que había llegado a Iquique el 1° de abril, con la tercera y última fuerza, permaneció algunas semanas al frente de esa plaza, siendo después llamado a Lima por el Presidente Prado y en su lugar fue nombrado el coronel Justo Pastor Dávila. Eso a la postre resultó perjudicial para el Perú, pues la Cotera era más competente.
A mediados de abril, se encontraba en el Sur un ejército de 6.000 hombres que constituía todo el ejército peruano de línea disponible. Se distribuyeron los contingentes desde Arica hasta Pisagua, lo que nos perjudicaba por que Chile concentraría toda su fuerza sobre un solo punto, como así ocurrió después. Fueron estos soldados los que cargaron con casi todo el peso de la guerra en el sur y parte de ellos estuvieron en la Batalla de Tarapacá y en la retirada por el desierto.
Grau se dedicó en marzo y abril, con empeño a preparar a su tripulación y arreglar el barco, así como avituallarlo para que estuviera listo para zarpar en cualquier momento. El 5 de abril estando a bordo, recibe de Palacio, el siguiente lacónico mensaje: Guerra declarada, Proceda según órdenes, Del Solar. El mensaje era enviado por el general Pedro del Solar, Ministro de Guerra.
Cuando trascendió en los altos círculos la noticia de la declaratoria de guerra, las campanas de la Iglesia catedral y de todas las demás iglesias de Lima, tocaron a rebato. La mayor parte de la gente que ignoraba la gravedad de la situación internacional, se lanzó alocadamente a las calles y allí se enteró de que el Perú estaba en guerra.. Una gigantesca y delirante muchedumbre se congregó en la Plaza de Armas ante Palacio y pidió que el Presidente Prado hablara. Este en realidad se encontraba sumido en tremendas preocupaciones, por cuanto era consciente de la precaria situación en que estaba el Perú, pero se vio precisado a pintar un cuadro optimista. Dijo Prado: “hicimos cuanto nos fue posible por mantener la paz, y haremos cuanto sea posible por ganar la guerra que el Perú acepta con orgullo. Han querido guerra y guerra tendrán”. El pueblo impulsivo e ignorante, gritaba en un clamoreo general ¡ la guerra¡ ¡ la guerra¡.
El mismo día 5 de Abril, se embarcó rumbo a Iquique el general Juan Buendía que iba hacerse cargo de todo el ejército del Sur y como Jefe de Estado Mayor iba el coronel Pedro Bustamante, llevando 200.000 pesos para atender a los gastos de la campaña. Tomaron el barco comercial inglés «Santa Rosa» en el mismo que viajaban casi 400 chilenos que retornaban a su país. El capitán del barco temiendo el secuestro de Buendía le aconsejó que desembarcara en el primer puerto, y así lo hizo, bajando en Chala haciendo el resto del largo recorrido por tierra, hasta Iquique a donde llegó el día 18.
Igualmente el 5 de abril, la escuadra chilena puso bloqueo a Iquique quedando sus barcos inactivos un buen tiempo. Presionado el Presidente Prado por la prensa y por la opinión pública que demandaba acción, ordenó el 8 de abril que zarpara al Sur la Corbeta «Unión» al mando de Aurelio García y García y la «Pilcomayo» que estaba el mando del capitán de navío paiteño Antonio de la Guerra y Gorosti, el mismo que seguiría al mando del barco hasta el 23 de abril en que es nombrado ayudante del Presidente Prado. En su trayecto avistan el 12 de abril al transporte chileno «Magallanes» a la altura de Chipana, al que se trató de capturar, pero que por su mayor velocidad logró escapar.
Grau se dirige al Ministro de Guerra y al Comandante General de la Armada, contralmirante Antonio de la Haza (paiteño), pidiendo con urgencia, repuestos para las calderas y maquinaria, , vestuario para la tripulación, remedios y anestésicos, anteojos para los vigías y siempre las granadas Palliser.
El 10 de abril sale del Callao el contralmirante Montero en el «Talismán», y llega a Arica el 13, asumiendo la jefatura militar de ese puerto y la tarea de artillarlo.
El 15 de abril, el Presidente Prado emite un decreto disponiendo la salida de todos los chilenos que estuvieran en el territorio nacional. Respondía así a una medida similar dada por le gobierno chileno.
Conocida la declaración de guerra, se aceleraron los preparativos en el monitor. Le alegró mucho a Grau tener como segundo al paisano, el paiteño capitán de fragata, Ezequiel González Otoya. También le agradó que el acaudalado teniente 1° Diego Ferré que recién se había reincorporado a la marina hubiera elegido a su nave.. Había otro conocido en la tripulación: el Médico Santiago Távara de ascendencia piurana. Como integrantes de la tripulación le fue asignada una compañía del Batallón Ayacucho a cargo del capitán Mariano Bustamante y la Columna «Constitución» mandada por el capitán paiteño Manuel Arellano. Entre los tripulantes al servicio directo de Grau se encontraba el mayordomo Pineda que lo conocía desde 1872 y sabía de todas las costumbres de su jefe, como desayunarse con una taza de café a la que agregaba una cucharada de coñac o whisky. En la tripulación habían varios marineros de Paita y Sechura.
5.- La escuadra Chilena en acción
Entre el 15 y el 16 de abril la “Chacabuco” y la “O’Higgins” atacan las caletas desguarnecidas de Pabellón de Pica y Huanilos, destruyendo los mulles de desembarque del guano y minerales, ante la alegría de gran cantidad de chinos trabajadores que aclamaron a los chilenos como sus libertadores. Hay que hacer notar que en la guerra, los chinos se inclinaron a favor de los chilenos, lo cual originó continuas represalias del pueblo peruano.
El 25 de ese mes, el «Blanco Encalada» y la corbeta chilena «Chacabuco» pretendieron desembarcar en Pisagua y al ser repelidos bombardearon la población y la redujeron a cenizas. Era comandante de la «Chacabuco», el Capitán de Fragata Oscar Vial, casado con María Luisa Cabero, hermana de Dolores Cabero, esposa de Grau y, por consiguiente, concuñado del marino peruano. Esa acción criminal y contra todas las leyes de guerra, causó indignación nacional y una mayor presión contra el Presidente Prado, para que actuase en forma más decisiva. Esto dio la medida de la forma brutal como Chile conduciría la guerra
El 5 de mayo seguían bloqueando Iquique el «Blanco Encalada», el «Cochrane», las corbetas « O’ Higgins» y «Chacabuco», con la fragata «Esmeralda» comandada por el Capitán de Fragata Arturo Prat. Sólo hacían dos semanas habían partido 2.000 mineros y civiles chilenos de ese lugar a Valparaíso, lo cual da una idea de la cantidad de enemigos que había en las ciudades del sur. La guarnición de Iquique era de 1.500 hombres entre peruanos y bolivianos.
6.- Juntas de Alto Nivel
En Lima se realizaron tres Juntas, siendo las dos primeras en Palacio. La primera Junta fue el 11 de mayo y en ella estuvo el Presidente general Prado, el Vice Presidente general La Puerta, el Ministro de Guerra general Del Solar, el Ministro de Hacienda Rafael Izcue, personas notables como Derteano, Candamo, Elías, Paz Soldán, Aramburú, Riva Agüero, Quimper, Miró Quesada, Larrabure, Chacaltana e Irigoyen entre otros, también periodistas y jefes navales, como Grau, García y García, More y Camilo Carrillo. Allí se dio a conocer el deplorable estado en que se encontraba la armada que se encontraba surta en el Callao; lo mismo que el ejército de Iquique y del ejército boliviano que había recién llegado a Tacna, casi sin armas. Uno de los concurrente habló del gran poder del “Huáscar” y que el solo podría enfrentar a la escuadra chilena, Grau se vio precisado aclarar las cosas y dijo: “Señores, es preciso que no nos forjemos ilusiones, el “Huáscar” es sin duda un buque muy fuerte, pero nunca podrá contrarrestar el poder de uno sólo de los blindados chilenos, pues mientras el “Huáscar” tiene una coraza de cuatro pulgadas y media en su mayor espesor, y dos cañones de calibre de 250 libras, los otros tienen una coraza uniforme de nueve pulgadas y seis cañones de igual calibre que los del “Huáscar”, a lo cual debía de agregarse que por el momento no tenía el monitor balas aceradas, únicas capaces de perforar un blindaje, ni marinería siquiera medianamente expedita. Debo referirme también a lo bien provistos que se hallaban los buques enemigos, así de los pertrechos como de la gente apropiada para el caso; no siendo de poca importancia la ventaja de los acorazados chilenos de tener una doble hélice, que les permite ejecutar sus movimientos, sin perder su posición y con suma rapidez; a pesar de todo, si llegase el caso, el “Huáscar” cumplirá con su deber aun cuando tenga la seguridad de su sacrificio”.
El comandante More, informó sobre el estado de indisciplina de su buque ( Independencia), pero que en todo caso cumpliría con las órdenes que se le dieran. Cuando le correspondió hablar al capitán de navío García y García, dijo que los monitores “Atahualpa” y “Manco Cápac” eran un total fracaso, y aseguró “que ahora se construían barcos diez veces más potentes que el “Huáscar” como el “Northumberland” de Inglaterra y en la actualidad, el “Huáscar” ya podía considerarse anticuado”, luego detalló las características de varios barcos peruanos. En una nueva intervención, Grau dijo que la marina sólo podía como misión, ganar tiempo hasta que se adquiriesen nuevas naves, porque de lo contrario el enemigo acabará por adueñarse del océano y entonces estaremos acorralados Solicitó demorar la salida de la escuadra unos días, para permitir que los artilleros hicieran ejercicios de tiro. El Ministro de Guerra general del Solar, refirió que el Perú tenía 7.000 fusiles de gran variedad de modelos y municiones lo que en un combate causaba tremendos trastornos, mientras tanto Chile poseía 13.000 rifles Comblain de avanzado modelo y le llegarían más. Dijo: “ En realidad, diez soldados con Comblain equivalen a 30 armados con nuestros viejos chassepot y una compañía de ametralladoras chilena tenía más poder de fuego que un batallón de infantería peruano” Se discutió arduamente y al final se decidió por la pronta salida de la escuadra hacia Arica y se aprobó. También se decidió la pronta salida del Presidente Prado al Sur para hacerse cargo personalmente de las operaciones, lo que ya el Congreso lo había autorizado desde el día 5 de mayo.
Los concurrentes civiles a la reunión, en verdad ignoraban totalmente la realidad de la situación militar del Perú y pensaban muy a la ligera de la guerra. Al salir de la reunión, tenían el ánimo muy abatido.
7.- Carta Testamento del 8 de Mayo a su esposa
El 8 de mayo desde el Callao, Grau envía a su esposa doña Dolores Cabero, la siguiente carta.
Mi querida esposa:
Como la vida es precaria en general y con mayor razón desde que va uno a exponerla a cada rato, en aras de la patria, en una guerra justa, pero que será sangrienta y prolongada, no quiero salir a campaña sin antes hacerte por esta carta varios encargos, principiando por el primero, que consiste en suplicarte me otorgues tu perdón si creyeras que yo te he ofendido intencionalmente. El segundo se contrae a que atiendas con esmero y tenaz vigilancia la educación de nuestros hijos idolatrados, para lograr este esencial encargo debo avisarte, o mejor dicho recomendarte que todo lo que dejo de fortuna, se emplee en darles toda la instrucción que sea posible, única herencia que siempre he deseado dejarles, Esta es pues mi única y última voluntad, que te ruego encarecidamente observes con religiosidad; si es que la suplica de un muerto puede merecer algún respeto
Todo lo que poseo de fortuna adquirida honradamente; está reducida a lo siguiente: veinticinco y pico mil soles en Cédulas del Banco Hipotecario. Treinta y un mil trescientos soles en Cédulas de la Deuda Interna.
Cuatro acciones de a mil cada una del Banco Nacional del Perú. Mil soles con sus respectivos intereses en poder de la Casa Canevaro, al mismo que le soy deudor de trescientas libras esterlinas, que le pedí para Anita Quezada, cuyo documento firmado por mí se cumple en diciembre de este año.
A la “Paternal” debe pagarse en julio de este mismo año, la inscripción de María Luisa que pedí oportunamente. Se liquidará el presente quinquenio, para lograr lo cual, he llenado ya todos los requisitos que exigen los Estatutos.
En poder de Felipe Varela, queda el documento por valor de siete mil soles, que le reconoció la testamentaría de don Enrique Meiggs a favor de doña Ana Quezada, viuda de Grau, por servicios profesionales prestados por el difunto.
Me lisonjea la idea que al separarme de este mundo, tengan mis hijos un pan que comer, pues no dudo que la nación te otorgue, cuando menos mi sueldo íntegro, si es que muero en combate. Nada más tengo que decirte, sino que cuides a mis hijos y les hables siempre de su padre.
Con un abrazo eterno, se despide tu infeliz esposo.- Miguel Grau
P.D. Trata siempre de conservar buena armonía con mis hermanas. El Coronel Gómez, tiene en su poder el documento de la señora Manzanares de mil soles.
Para mala suerte de Grau, en esos días quebró escandalosamente el Banco Nacional, y perdió 4.000 soles en acciones.
Grau tenía plena conciencia que el enfrentamiento de la débil escuadra peruana con la poderosa de Chile, sólo terminaría con la destrucción de la nuestra y con su propia inmolación, porque no estaba dispuesto a rendirse. Por eso la idea de la muerte rondó siempre en su pensamiento, y si bien se dejó poseer del fatalismo, no por eso su valor cedió en ningún instante. Esta carta que parece un testamento, traslucía la idea de que iba a partir para no volver, pero el destino aún no había decidido su final glorioso y Grau volvió al cabo de veintiún días y entonces sí, partió para no volver.
8.- Prado asume la dirección de la guerra
En la noche del 13 de mayo se efectuó en Palacio la segunda Junta, la cual fue más corta en número, pero más escogida que la anterior. A ella asistieron los Presidentes de las Cámaras Legislativas, personas notables, los comandantes de los blindados, Grau, More y Camilo Carrillo también el capitán de navío García y García. Se discutieron detalles de la salida de la escuadra y la necesidad de artillar cuanto antes a Arica con cañones de 300 libras. Hicieron uso de la palabra, Grau y otros marinos. Grau se condolía que el Congreso hubiera decidido no considerar fondos extraordinarios para la guerra salvo los que obtuvieran con colectas patrióticas. Se tomaba como pretexto que la situación del Perú estaba tan deteriorada que ninguna gran potencia, ni financistas quería hacer préstamos al Perú. Se llegó a la conclusión de que eran muy escasas las posibilidades de que la escuadra peruana que zarpase a Arica se encontrase en alta mar con la Chilena y más bien se vio que era muy conveniente que la escuadra estuviera en el sur, en Arica. El capitán de navío García y García dijo que era necesario dotar a Arica de cuando menos dos cañones de 300 libras o más para proteger a los barcos peruanos que estuvieran en su bahía, pero Grau opinó que aun la escuadra si podía protegerse con la actual artillería de Arica, aun sin los cañones de 300 libras, cuya instalación demoraría no menos de seis días.
El día 14 de 2 a 4 p.m., el Presidente se constituyó a bordo de la “Unión” y convocó a los comandantes de la escuadra a una reunión en privado, a la que asistieron también cuatro ministros. Allí planteó la respuesta a tres interrogantes y al final se opinó por la salida de la escuadra el día siguiente l5 de mayo.. Se habló en esta reunión de que el reciente bombardeo de Pisagua había enardecido a la opinión pública que demandaba acción inmediata. Grau manifestó en la reunión que le preocupaba el elevado grado de indisciplina en los barcos por cuantos los marineros eran bisoños y como muchos son producto de las levas, hay bastante desertores. Se refirió a los artilleros, los que por su poca práctica sólo daban en el blanco por casualidad, mientras que los artilleros chilenos tenían una amplia preparación. El Presidente Prado dijo que era urgente su presencia y la de la escuadra en Arica, porque el Presidente boliviano Daza que ya estaba en Tacna con el ejército boliviano y había recibido a varios agentes confidenciales de Chile, los que proponían una paz boliviano-chilena por separado y luego una alianza entre ellos para arrebatar al Perú territorios en el sur que serían cedidos a Bolivia y que ésta en cambio le entregaría a Chile el desierto de Atacama.
El capitán de navío Grau, se mostró preocupado y preguntó si sólo se trataba de un rumor, a lo cual respondió Prado que estaba plenamente probado y que también se sabía que el comandante de la escuadra chilena se proponía bloquear Arica antes que el contralmirante Montero terminase de artillar el Morro. Prado también informó que en breve saldría el “Chalaco” y el “Talismán” para recoger vía Panamá, 7.000 rifles que venían de Europa. Luego Prado aclaró que también irían los monitores “Atahualpa” y “Manco Cápac” aun cuando se tuviera que llevarlos a remolque. Grau observó que eso haría lenta el avance de la escuadra, que no podría hacerlo a más de cinco millas por hora y preguntó ¿ cuándo zarpamos?. Mañana, contestó lacónicamente el Presidente.
Luego el Presidente Prado se dirigió al Callao y estando en la Prefectura una multitud se reunió frente al local y pidió la presencia del Presidente, el cual desde los balcones trató de calmar a la multitud enfurecida por la destrucción de Pisagua, pero no rebeló que la escuadra zarpaba al siguiente día
La escuadra peruana estaba conformada desde el 10 de mayo, por tres Divisiones. La primera formada por la «Independencia», el «Huáscar» y el transporte «Chalaco» quedó a las órdenes de Grau; la segunda con la «Unión», la «Pilcomayo» y el transporte «Oroya» quedó bajo mando del capitán de navío Aurelio García y García y la tercera al mando del capitán de navío Camilo Carrillo, la componían los monitores «Manco Cápac”, «Atahualpa» y el transporte «Limeña»
9.- La escuadra rumbo al sur
El día 15 a las 8.25 de la noche el Presidente Prado partió de la estación de los Desamparados, por tren al Callao, con su Estado Mayor y llevando un numeroso séquito. Rápidamente subió al transporte “Oroya” que se constituyó en buque insignia y a las 11 de la noche el capitán de navío Grau, que actuaba como jefe técnico de toda la escuadra, dio la orden de zarpar. Lo hicieron el “Huáscar”, la “Independencia” el “Atahualpa”, el “Manco Cápac”, la “Oroya”, el “Chalaco”y la “Limeña”. No eran de la partida “La Unión” y la “Pilcomayo” que estaban en misión.
El monitor “Atahualpa” era llevado a remolque por el “Chalaco”, el otro monitor el “Manco Cápac” navegaba con sus propios medios pero a sólo 4 millas por hora, teniendo la escuadra que adecuarse a esa velocidad.
Prado había dejado rubricado un Decreto Supremo, que debía hacerse público el 16; el mismo que decía:
MARIANO IGNACIO PRADO
Por cuanto, es indispensable y urgente la necesidad de que asuma el mando de las fuerzas de mar y tierra en la guerra que ha sido provocada al Perú por la República de Chile, en uso de la atribución que me ha sido conferida por el Congreso en la Resolución Legislativa del presente mes, conforme a lo dispuesto por el Artículo 90 de la Constitución.
DECRETO:
Artículo 1°.- Asumo el mando de las fuerzas terrestres y navales de la República, como General en Jefe del Ejército y la Armada.. Artículo 2°.- durante mi ausencia y mientras ejerza el cargo de general en jefe, se encargará de la Presidencia de la República el Vicepresidente, conforme a los artículos 90 y 33 de la Constitución.
Publíquese y circúlese para su debido cumplimiento.
Lima, 16 de Mayo de 1879.- Firmado Mariano Ignacio Prado
Manuel Irigoyen, Juan Corrales Melgar, Felipe Paz Soldán, Domingo del Solar, J.R. de Izcue.
Solamente habría transcurrido media hora desde que la escuadra había partido cuando se presentaron problemas en los monitores. Al “Atahualpa” se le reventaron las costuras y empezó a cabecear fuertemente amenazando hundirse, ante cuya situación, se telegrafió con urgencia a Grau. En lo que atañe al “Manco Cápac” había sufrido daños en las calderas y goteaba no resistiendo la menor presión.
Hubo que ordenar la vuelta de toda la escuadra al Callao. Pronto se habían cumplido las advertencias que en las Juntas habían hecho los jefes navales. El Presidente Prado convocó a una nueva reunión de jefes en la “Oroya” y se acordó que el “Atahualpa” quedara apontonado en el Callao como batería flotante para que defendiera el puerto, y así estuvo hasta que sus mismos jefes ordenaron su hundimiento después de las batallas de San Juan y Miraflores. Se dispuso de urgencia la compostura del “Manco Cápac” pero ya no fue de la partida.
A las 11 de la noche del día 16 de mayo partieron hacia Arica, el“ Huáscar”, “La Independencia”, el “Chalaco”, “La Oroya” y la “Limeña”. Se eliminaba la 3ra. División y se refundía en la 1ra, División, pasando Camilo Carrillo al séquito del Presidente. Con motivo de ese hecho, Grau envió a Prado la siguiente propuesta:
« 16 de mayo de 1879:
Habiéndose unido la primera a la tercera división naval por disposición suprema y siendo de necesidad para el servicio de la Comandancia General de ambas que uno de los ayudantes de la Mayoría General de la Escuadra actúe como secretario, tengo el honor de proponer a U.S para el desempeño de este cargo, al capitán de fragata graduado don Manuel Melitón Carvajal.-
Miguel Grau».
Fue al Callao a despedir a Grau su compadre, el diputado Carlos Elías que tanto y en forma tan infructuosa había tratado que el Congreso diera fondos para la guerra de acuerdo al pedido hecho por el Ministro Izcue, de cuya negativa, Grau se lamentó y le contó que su tripulación estaba impaga desde hacía dos meses, confiándole también sus temores de que se pudiera encontrar en el mar con Oscar Viel, comandante del “Chacabuco” que era su concuñado. Pero Grau con toda resolución dijo: “en este caso cumpliré con mi deber”.
La escuadra avanzó hasta las islas de Chincha, donde el Presidente ordenó a la “Independencia”, esperar al “Chalaco que se había atrasado. El “Huáscar” navegaba cerca de la “Oroya” para proteger al Presidente y a su comitiva.
Sin darse cuenta, el 19 frente a la caleta de Atico, se cruzó la escuadra peruana con la chilena que había partido de Iquique el 17 y se dirigía al Callao.
El 20 de mayo llegó la escuadra a Arica, siendo recibida alborozadamente. El contralmirante Montero como Jefe de la Plaza presentó su saludo a Prado y fueron disparados 21 cañonazos. La escuadra traía pertrechos de guerra como cañones de 250 libras, cureñas, rifles, municiones, pólvora y vestuario. También desembarcó alguna tropa. Prado de inmediato convocó a una reunión en la “Oroya”, a la que concurrieron el contralmirante Montero, los capitanes de navío, Grau, More y García y García. La reunión fue breve y en la misma Montero dio un informe detallado sobre el desplazamiento de la escuadra chilena y como sólo habían dejado para mantener el bloqueo de Iquique a la “Covadonga”, a la “Esmeralda” y al transporte, La Mar.
El 17 de mayo, el jefe de la escuadra chilena, contralmirante Williams Rebolledo, estando en Arica y luego de 10 días de inactividad, dispuso que se dejara el bloqueo de Arica a tres unidades y el resto partiese hacia el Callao para atacar y destruir a la escuadra peruana que se suponía surta en ese puerto. Estaba compuesta la escuadra enemiga por los acorazados “Blanco Encalada”, el “Cochrane”, la cañonera “Magallanes”, las corbetas “Chacabuco” y “O’Higgins”, y los transportes “Abtao” y “Matías Causiño”. El plan era que al llegar al Callao, la “Abtao” que estaba cargada de pólvora, se adelantase a toda máquina hacia la parte de la rada del Callao donde se suponía estaba la escuadra peruana y tras de que la tripulación del transporte se pusiera a salvo, hacer estallar el barco en medio de nuestra escuadra. Los chilenos llegaron el 22 y anclaron fuera de la bahía y lejos del alcance de las baterías de tierra y de los tiros de los cañones de 500 libras de los dos monitores apontonados. Pronto se dieron cuenta de que la escuadra peruana no estaba allí, sino que se había dirigido al sur, y temiendo por los barcos que había dejado en Iquique y que todo el litoral chileno había quedado desguarnecido, resolvieron de inmediato retornar al sur, tras de estar sólo tres horas en el Calla, pero el viaje no lo pudieron hacer en forma veloz por la falta de carbón.
Por: Reynaldo Moya Espinoza